Vladímir Putin nació el 7 de octubre de 1952. Va a cumplir, por lo tanto, en unos meses 70 años. No sería descartable, en consecuencia, que esté padeciendo, al menos en algún grado, demencia senil.
Esto sería sumamente peligroso. Porque, a la falta de escrúpulos y los deseos de grandeza del personaje, se podrían añadir su intento de hacer lo antes posible lo que no ha podido hacer hasta ahora, su desconexión con la realidad, su falta de percepción de los riesgos por sus decisiones e incluso que no le importaran las consecuencias de dichas decisiones.
Si a lo anterior le sumamos que no hay nadie a su alrededor que se pueda oponer a lo que él decide, el riesgo de una escalada militar a niveles inimaginables y de imprevisibles consecuencias puede ser algo real. Esperemos que no.
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