¿Hacía falta todo este auténtico desastre para al final dar marcha atrás? Primero la humillaron con la comparecencia de Egea y el expediente. Luego la humillaron aún más con la demoledora entrevista de Casado contra ella. Querían expulsarla del Partido Popular y ahora quieren que firme la paz. Una paz humillante. Pero Iabel Díaz Ayuso se ha negado. Así que no les ha quedado más remedio que hacer concesiones a la madrileña de forma unilateral. Aunque, ni con la que está cayendo (también sobre ellos), parece que no van en serio.
Todo ello porque Casado ha visto que el suelo se ha abierto bajo sus pies cuando un referente en el PP (qué mal debe estar el PP para tener referentes así) como Feijóo estaba a punto de exigir un Congreso extraordinario para cargársele a él mismo. Porque el desastre ha sido mayúsculo, como cualquiera podía prever. Y es. Y continuará siendo. Fue un auténtico suicidio político. Las encuestas ya lo empiezan a certificar (una y dos). Repito, empiezan.
¿No erá más fácil darle a Ayuso lo que ella pedía y que, ahora sí, ya tarde, se lo quieren dar? Pero no. Querían destruirla como fuera. Y al final han acabando destruyendo el PP. Y esperemos que, de paso, a ellos mismos.
Pablo Casado y Teodoro García Egea no son más que dos incompetentes cobardes. Incompetentes porque, hablando de niveles, se puede gestionar una crisis mal, muy mal, pésimamente y como ellos lo han hecho. Y cobardes porque cuando han visto los catastróficos resultados de su incompetencia quieren dar marcha atrás en vez de hacer lo que deberían si tuvieran un poco de honor. Dimitir.
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