Resulta que el
sujeto se hizo sus necesidades mayores encima cuando vio que le iba a detener la Guardia Civil. Sería para reírse si no estuviéramos hablando de un asesino terrorista. Y es que, claro, no es lo mismo asesinar a diecisiete víctimas inocentes en veinte atentados que ser detenido por la guardia civil escondido en un rincón sin oponer resistencia y con olor a excrementos propios.
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