Cristina Cifuentes no es precisamente santo de mi devoción, a causa de sus políticas izquierdistas en materia de ingeniería social. Pero políticamente hay que reconocer su valentía, al remitir a la Fiscalía la corrupción de su antecesor en el cargo, lo que finalmente le ha llevado a éste a dar con sus huesos en la cárcel. Pero con esa decisión y sus consecuencias la lideresa del PP madrileño se ha enfrentado a medio mundo. A nivel regional al sector aguirrista del partido, a nivel nacional al sector rajoyano del mismo, a nivel empresarial a todos las compañías que participaron en la financiación ilegal, a nivel periodístico al Grupo Planeta (o sea, nada más y nada menos que La Razón, Antena 3, La Sexta y Onda Cero) y nivel ya incalificable con la misma monarquía española (uno de los detenidos fue López Madrid, al que calificó como su compiyogui nada más y nada menos que Letizia).
Son muchos frentes abiertos, cinco nada menos, y cada cual muy poderoso por sí solo. Tal vez demasiados. Porque en política ni se olvida ni se perdona, y si los adversarios están en los otros partidos los enemigos están en el propio. ¿Sobrevivirá políticamente Cristina Cifuentes a la guerra que viene? Veremos.
Si lo hace podrá optar a suceder a Rajoy cuando la corrupción, directa o indirectamente, se le lleve por delante. Que, dicho sea de paso, probablemente haya sido la meta de ella al destapar el escándalo, la de mostrarse como ejemplo de regeneración (en política nadie arriesga a cambio de nada).
Pero desde luego la guerra (o guerras) que va a enfrentar Cristina Cifuentes a partir de ahora no va a ser precisamente fácil. Va a ser difícil, muy difícil. Puede que hasta imposible.
Efectivamente,es probablemente la mejor político de izquierdas de España.
ResponderEliminarY no,no es broma.