España sigue en la diana de Putin

España es un objetivo creciente de la influencia maligna del Kremlin. La afirmación produce sin duda un cierto desasosiego político, sobre todo por la diferencia de poder (al menos en principio) de los dos países. Se le puede dar credibilidad o no a lo dicho, sobre todo teniendo en cuenta que la procedencia son los senadores demócratas de Estados Unidos.

A mí me parece perfectamente creíble, por varias razones. La primera, la ya apuntada en el artículo de que en una Cataluña independiente Rusia podría tener una gran influencia, y a partir de ahí tratar de llegar a otras partes de Europa Occidental. Pero me parece aún más importante el hecho de que si la independencia de Cataluña se convirtiese en un hecho ello sería un peligrosísimo precedente no solo para España (que de hecho se haría pedazos en poco tiempo), sino para toda la Unión Europea, debido a la cantidad de movimientos nacionalistas e independentistas que anidan dentro de ella, ya apuntados por aquí. Y, claro, porque España es hoy por hoy es eslabón más débil de la cadena, por los difíciles momentos que está atravesando.

Así que mucho ojo con el que pretende ser el nuevo zar de una Gran Rusia reconstruida, ya sea por ella misma o, más probablemente, por intentar hacer pedazos (parece que literalmente) a quien considera su enemigo, Occidente.