He seguido de cerca las noticias sobre el descubrimiento de trece hijos secuestrados por sus padres durante años, encontrados en unas condiciones de salud y de higiene deplorables.
No he escrito nada sobre el asunto porque durante estos días solo me podía hacer una pregunta al respecto: ¿por qué? Devería haber una explicación, por injustificada que ella sea, en las mentes de sus padres. Pero no la hay.
Horror tras horror. Secuestro, encadenamientos, torturas, hambre, suciedad y un largo etcétera de espanto. Más incomprensible todo ello si cabe en unas personas con economía desahogada y estudios universitarios. Intento entrar en la mente de estos miserables. Pero simplemente no lo consigo.
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