Leyendo de la visita del Papa a Chile me entero por casualidad de que allá la Iglesia Católica tiene un serio problema con los casos de pederastia y ocultación de la misma. Tiro del hilo y me entero de que los Maristas chilenos están particularmente involucrados en el asunto. Tiro más del hilo y me sigo enterando de que en el año 2016 se descubrió que los Maristas de
Cataluña estaban en la misma
situación.
Un párrafo pone los pelos de punta:
Los Maristas sí que tenían un secreto: durante cuarenta años silenciaron todas las quejas de las familias que se atrevieron a presentarse en sus colegios para decirles cara a cara que sus hijos aseguraban haber sido víctimas de abusos sexuales.
Y otro más:
Los traslados de este último hermano perfilan la estrategia de ocultación de los Maristas todos esos años: mover de centro a los docentes bajo sospecha de pederastia.
Asco. No por la pederastia solamente (pervertidos hay en todas partes), sino sobre todo por esa estrategia de ocultación que hacía que estos canallas pudieran cometer sus terribles perversiones contra niños una y otra vez. Mucho, mucho asco.
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