Una recién nacida alborota la vida política de un país hasta el punto de tal vez forzar la disolución anticipada de las Cortes. Increíble pero cierto. Bueno, no tan increíble cuando hablamos de la España en que conviven en muchos aspectos la democracia desarrollada, la república bananera y la monarquía medieval. Ahora, con el nacimiento de Leonor (a quien le deseo lo mejor, como a cualquier persona que nace en este mundo), se pone de relieve la tercera de las descripciones. Y es que el primer párrafo de la noticia, nos encontramos nada más y nada menos que con esto:
La Princesa Letizia ha dado a luz a una niña a las 02:35 horas en la Clínica Ruber de Madrid, donde ingresó la tarde del domingo. El nacimiento de la primogénita de los Príncipes de Asturias, que se llamará Leonor, reabre el debate sobre la necesidad de una reforma urgente de la Constitución.
Así son las cosas. En este país, claro. Ya escribí del tema en el pasado:
Les deseo lo mejor... pero sigo esperando la república
¿Legislatura corta si es niña?
Así que no quiero repetirme más de lo que ya lo he hecho. Tan solo decir que me parece más interesante el hecho de que haya sido niña en vez de niño. Y es que, a la ya agitada vida política española (peligrosamente agitada, dicho sea de paso), se añade un elemento más que la hace aún más digna de ser llamada así. Vamos, que desde mis ojos de espectador (y un poco comentarista) de la política española, esto se pone cada vez más apasionante. Aunque sea medievalmente apasionante.
¿Leonor irá sola o acompañada en el cambio constitucional?
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