En uno de los medios más radicales de la izquierda proetarra y proterrorismo islamista, el archienemigo del pueblo cubano, Pascual Serrano intenta justificar la prohibición en Cuba de la venta al público de revistas y diarios como: “Hola”, “Muy Interesante”, y “El País”; afirmando que el holding CIMEX SA, propiedad de Castro, había dejado de importar estas publicaciones porque “no tenían público” y daban pérdidas a la economía cubana.
Este sabiondo lorito del “Granma” y vocero oficial del gobierno de Cuba entre la izquierda radical, piensa que puede dar lecciones al mundo de la sociología cubana.
Ya he escrito sobre el tema, pero resumiendo: En Cuba estas publicaciones eran leídas por una gran cantidad de personas, pero no de la forma que se pueden leer en un país con una economía decente.
Sépase que eran vendidas en hoteles y a precios descomunales, y privativos para un pueblo que de media tiene un salario que ronda los 10 € mensuales.
Esto provocó que solamente pudieran ser adquiridas por determinadas personas que reciben dinero del exterior.
Lógicamente y debido a la alta demanda de dichas revistas entre el pueblo agobiado y harto de la prensa oficial; surgió un mercado sumergido de alquiler de las dichosas publicaciones, que contribuyó al “enriquecimiento” de los que las habían adquirido en dólares, a su mayor distribución (contaminando ideológicamente al pueblo), y de paso a evitar que muchos compraran la revista en dólares, pudiendo alquilarla por unos pocos pesos.
Ahora esta prensa sólo se puede adquirir previa suscripción y sólo por personal extranjero residente en la isla.
Al final de su artículo el citado “loro” compara esto con la negativa de los quiosqueros a vender publicaciones de la izquierda radical porque ocupan sitio, y no tienen demanda. ¡Menuda falacia! ¿Esto se lo tragará alguien?
Comparar el funcionamiento del mercado en una dictadura con el de una sociedad, que con sus limitaciones respeta la libre elección del público, la libertad de expresión, y la propiedad individual; es “ni siquiera estúpido”.
Si alguien lee a este ente, podrá advertir que lo que desea para España es una política dictatorial de mano dura (por supuesto comunista); que garantice que sus artículos y sus periódicos se vendan por decreto como en Cuba, prohibiendo o dificultando la libre circulación de otros medios de comunicación.
Dios nos libre de estos.
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