De Juana Chaos abandonará el próximo 2 de agosto el centro penitenciario de Aranjuez (Madrid), tras cumplir 21 años de reclusión de los 3.000 a los que fue condenado por sus veinticinco asesinatos al frente del comando Madrid de ETA.
¿Qué decir? Se me agotan las palabras. Menos de un año de prisión para esta bestia (perdónenme las bestias de verdad) por cada asesinato cometido. ¿3.000 años? ¿A qué jugamos? Mejor dicho, ¿a qué juegan con nosotros? Mejor dicho aún, ¿a qué juegan con los asesinados y con sus familiares?
Y se rasgan las vestiduras porque (además) va a vivir cerca de cinco víctimas del terrorismo ¿Es que se han vuelto locos? No debería vivir cerca de las víctimas por la sencilla razón de que debería vivir lo que le queda de vida en la cárcel. Punto. Todo lo que no sea eso es simplemente repugnante.
En algún sitio en la Constitución Española de 1978 dice algo así como que la justicia emana del pueblo (perdónenme que no lo busque, pero es que tengo ganas de vomitar). ¿De qué pueblo? ¿Es esto lo que querría el pueblo si le dejaran opinar sobre el asunto? Lo dudo mucho. Es más, estoy seguro de que no, porque no sé donde (no lo voy a buscar, tal vez otro día) leí una encuesta donde decía que los españoles están a favor de la cadena perpetua. Pero no, no puede ser, las penas tienen que ir en la vía de la reinserción... aunque sea un vil asesino de 25 personas.
¿Y el pueblo? ¿Y los ciudadanos españoles? ¿Se movilizan a favor de la Justicia (esta vez con mayúscula)? ¿O todo se quedará (una vez más) en arreglar el mundo en la barra de un bar? Mejor lo dejo, que voy a decir cosas de las que luego me voy a arrepentir.
¿Justicia? ¡Por favor! Ahora le llaman así a la repugnancia.
Si los derechos no son metafísicamente dados a los individuos sino que son fiducia del Estado, se entiende que la víctima de un delito sea, en último término, el propio Estado, y que diseñe su sistema punitivo ignorando la restitución a la víctima. Si los derechos violados son propiedad del Estado y no de la víctima, la reinserción en la ciudadanía del delincuente -lo cual no significa necesariamente penas menos duras- se convierte en el objetivo principal y se conceden indultos con o sin el consentimiento de las víctimas.
ResponderEliminarYo no estoy a favor de la cadena perpetua porque soy partidario de la medida retribución de los delitos y restitución a la víctima en el grado de lo posible. Las penas, a mi juicio, deben ser definidas, aunque lleguen a los miles de años. Sí soy partidario de la condena a muerte: en este caso, el asesino eligió matar, atentó premeditadamente con el fin de causar tantos muertos y heridos como fuera posible en cada uno de los atentados. Además, no es cierto que la condena a muerte niegue del todo la dignidad del reo -si es que a quien mata premeditadamente a otros hombres le puede quedar algo de la misma-: si así fuera, no se emplearían métodos específicos para la misma.
Si hubiera muerto una sola persona en sus atentados, habría que tener en cuenta que la responsabilidad no es exclusivamente suya sino compartida con el comando, aun siendo el principal responsable. Pero hablando de 25 muertes y muchos heridos, no tengo dudas.
Hasta ahora a ese asesino en serie se le ha aplicado la ley.
ResponderEliminarEspero que cuando salga se le pueda aplicar la JUSTICIA.