Muchos dicen que pareciera que Obama ha llegado a la Presidencia de Estados Unidos por ser negro. La realidad es la contraria, porque ha llegado a la Presidencia de Estados Unidos a pesar de ser negro. Porque, al ser los negros una minoría en Estados Unidos, eso hace que los integrantes de la mayoría, blanca en este caso, sean reacios, legítimamente en estricta democraticidad (cada cual vota a quien quiere y por las razones que quiere), a elegir a alguien de la minoría. Durante la larga campaña electoral se comentó que en muchas ocasiones cuando los demócratas llamaban por teléfono a los votantes, particularmente en determinados estados, muchos de ellos hacían mención del color de la piel de Obama, para decir cosas semejantes a "¡Jamás votaré por un negro!" Eso lo sabían los peces gordos del Partido Demócrata, que en algún momento de la lucha por la nominación demócrata entre Hillary Clinton y Barack Obama propusieron lo que se dio en llamar el Drean Team, con ella como número uno y él como número dos, que era un equipo que simple y llanamente hubiera arrasado.
Pero, a pesar de todo, Obama ganó, incluso siendo negro, y hoy es Presidente de los Estados Unidos. Está claro que ello ha traído una emoción, casi sin límites en algunos casos, en algunos integrantes de la minoría negra. Y, nuevamente, algunos lo critican. ¿Por qué? No lo entiendo.
Porque la realidad es que en este país la esclavitud fue legal hasta 1865 (hace menos de siglo y medio). Y la realidad es también que en este país la segregación racial fue legal hasta 1954 (hace poco más de 50 años). E igualmente la realidad es que en este país Martin Luther King fue asesinado por defender los derechos de los negros en 1968 (hace 41 años). Es decir, que algunos negros que viven hoy pudieron escuchar a sus abuelos contarles historias de cuando eran esclavos; los mismos que recuerdan perfectamente la humillante segregación de parques para blancos y parques para negros, autobuses para blancos y autobuses para negros, restaurantes para blancos y restaurantes para negros, y así sucesivamente; exactamente los mismos, y bastantes más, que tienen en la memoria los turbulentos años sesenta y setenta en sus luchas por la igualdad de derechos en la práctica entre blancos y negros.
En esas circunstancias, ¿es de extrañarse ver escenas de muchos negros llorando de emoción al ver como un negro llega a la Casa Blanca? Creo que no. Más bien significa como Estados Unidos pasa página, esperemos que definitivamente, al capitulo del racismo, una cuestión que en otros países sigue siendo una asignatura pendiente.
Me quedo con la imagen de Jesse Jackson llorando emocionado.
ResponderEliminarno estoy de acuerdo, creo que ganó en parte gracias a ser negro. El contraste que representaba frente al anterior presidente era tal, además del hecho de que se cumpliera el "American Dream", que su color de piel jugó a su favor claramente.
ResponderEliminarHace unos meses escribí un artículo al respecto, que a lo mejor te interesa leer http://eraseunavezunprogre.blogspot.com/2008/11/yes-he-could.html
Saludos!