La posibilidad de unas terceras elecciones generales consecutivas se acerca. Y puede ser que no le vinieran mal a Rajoy. Si consigue sacar su Investidura adelante a trancas y barrancas, habrá sacado eso, la Investidura, y nada más. Y al día siguiente tendrá que gobernar en una situación tan inestable que podría durar como Presidente un año y medio, es decir, hasta que le tumbaran los Presupuestos de 2018 (se supone que le dejarían pasar los de 2017).
Por eso tal vez está pensando que es mejor no ceder mucho en las negociaciones, ir a nuevas elecciones, echar la culpa a todos los demás de la repetición, esperar a que la suma de PP y Ciudadanos esta vez sí dé, y entonces podrá estar tranquilo cuatro años. O sea, que tal vez sea mejor apostar por cuatro años y medio en la Moncloa a contar desde hoy que arriesgarse (con muchas posibilidades de que ocurra) a estar en dicho palacio un año y medio o dos (que es lo que se viene barajando si consigue ser investido). Y tomando en cuanta que en esa segunda posibilidad tendría muchas dificultades para volver a ser el candidado del PP. Mientras tanto, si consiguiese en unas elecciones en noviembre o diciembre la mayoría absoluta con Ciudadanos, estaría de Presidente alrededor de nueve años, es decir, el segundo después de Felipe González. Tal vez el gallego esté pensando que con ir a las terceras elecciones tiene bastante más que ganar que que perder.
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