Pablo Casado cree que tiene un as en la manga para no verse obligado a montar un Gobierno de coalición con Vox en Castilla y León. La idea es llegar a la sesión de investidura con un pacto de investidura con los tres partidos provincialistas, lo que le daría a Mañueco 38 votos seguros a favor y 30 seguros en contra (PSOE, UP y Cs); con estos números bastaría con una abstención de los 13 diputados voxeros.
Lo dicho, muy cuca la jugada de Casado. Pero hay un problema. Necesita que Vox se abstenga, porque si vota en contra las cuentas no salen. Y ya podemos leer que Abascal advierte que votará en contra de la investidura del PP si Vox no entra en el Ejecutivo.
Pablo Casado puede contar con que Vox no se va a atrever a votar en contra de Mañueco, uniendo sus votos a PSOE y UP. Y si lo hace siempre puede negociar ese Gobierno de coalición para una posterior intentona de investidura. Porque no creo que bajo ninguna circunstancia se atreva a ir a una repetición electoral, que le podría costar el Gobierno de la Junta y su propio liderzgo al frente del PP. En cualquier caso nos vamos a divertir.
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