En mi vida siempre he intentado estar del lado del más débil. Por eso con la independencia de Kosovo, el corazón me pide estar del lado de los kosovares, por todo lo que sufrieron bajo el régimen comunista de Milosevic. Pero también soy consciente cerebralmente de que esta independencia proclamada unilateralmente puede sentar un precedente muy preocupante para otros países europeos en general y, por supuesto, para España en particular.
Por supuesto sé que el caso español con el País Vasco y Cataluña es totalmente diferente, porque no ha habido ni guerra, ni persecución, ni nada por el estilo. Pero mucho me temo que los separatistas de esos lares intentarán arrimar el ascua a su sardina y subirse al carro kosovar.
Volviendo al tema, por supuesto que la independencia de Kosovo va a ir para adelante, toda vez que ya Francia, Italia, Gran Bretaña, Croacia, Alemania y Estados Unidos, que, con la excepción hecha de Croacia, son los países que verdaderamente cortan el bacalao en el mundo (¿dónde está España?), han reconocido al nuevo país. Así que, ante los hechos consumados, solo me resta desear a los ciudadanos kosovares el mejor de los futuros en su recién nacido país. Los peligros de su decisión, para ellos mismos y para otros, ya tendremos tiempo de irlos analizando, puesta la esperanza, evidentemente, en que nunca lleguen a producirse.
Es sorprendente que en Europa, donde en teoría caminamos hacia la integración y disolución paulatina de las fronteras, no haya una firme reacción contra una secesión decidida unilateralmente.
ResponderEliminarVeamos qué pasa con los derechos de los más débiles, que en este caso son los serbio-kosovares.