Señores y señoras, pasen y vean. Damas y caballeros, entren y observen. El teatro, más bien el sainete catalán, no ha hecho más que empezar, como decía yo el otro día.
Dice Pujol que "los vascos se están hartando de reír". No solo los vascos, no, porque a mí también me están empezando a doler las mandíbulas de tanto reírme. Y es que la frase que da título a este artículo no ha hecho más que aumentar mi regodeo.
Hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien contemplando la política española. Pero ver a CiU y PSC tirándose los trastos a la cabeza, mandando "a hacer puñetas" (frase de Mas) la legislatura, y "enterrando la vía catalana de reforma del Estatuto" (como dijo Pujol) es para partirse de risa.
Pero es que hay más:
El ex presidente de la Generalitat ha revelado haber mantenido recientemente «contactos discretos» con altos dirigentes del PSOE, que, según ha dicho, le han admitido que ya no están dispuestos a cumplir la promesa del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, de aprobar el Estatuto que salga del Parlamento. En la última de estas conversaciones con dirigentes «muy importantes» del PSOE, que se produjo «ayer por la tarde», su interlocutor le espetó que Zapatero se comprometió con el Estatuto «en campaña electoral» y sin pensar que llegaría a la Moncloa, pero ahora ese compromiso «no se puede aplicar de la misma manera».
Y es que si eso es verdad y se lleva a la práctica, veremos otra nueva función, que será el hecho de que el Gobierno central puede estar a punto de dejar a Maragall a los pies de los caballos, lo que, además, le pondría al propio Zapatero y sus muchachos a los pies de los caballos también. Porque no olvidemos que los caballos tienen nombre propio: Carod-Rovira y ERC. Un líder y un partido que con toda probabilidad rompería a la vez amarras con todos los socialistas, catalanes y centrales, lo que abocaría la situación a una enorme crisis de gobierno del socialismo, tanto en Cataluña como en Madrid.
Por un lado y por otro, el espectáculo está servido. No sé donde podrá acabar la "crisis catalana", pero por ahora es todo un espectáculo. Espectáculo que puede continuar en los próximos meses, trasladándose también a Madrid. Por eso por el momento mi decisión es una: divertirme.
No dudo lo que dices. Lo que pasa es que ver a los nacionalistas catalanes peleándose entre ellos es lo único positivo que ha traído la política actual desde hace tiempo. Lo que no tengo claro es el equipo CiU-ERC sería peor que lo actual. Por lo menos el chantaje de ERC al Gobierno central dejaría de existir, o más bien sería aún más evidente. En fin, veremos lo que pasa.
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