Creo que a veces pecamos de excesivo ombliguismo, empezando por mí. Y es que, por interesante que sea la política de un país, España, no nos puede hacer olvidar las tragedias que suceden en otras partes del mundo. Por eso hoy quiero escribir acerca de una de esas tragedias espantosas, que no por estar olvidada de la mayoría de los medios de comunicación, deja de ser tragedia y espantosa.
Quiero copiar algunos párrafos que he podido leer sobre Sudán.
En primer lugar, sobre la esclavitud:
Se calcula que sólo en Sudán, el país de Mende, existen 100.000 esclavos y que a este número se añaden 10.000 todos los años. Casi todos pertenecen a la tribu nuba, un pueblo que viene sufriendo, desde hace décadas, persecuciones y matanzas.
Y en el mismo artículo se puede leer también esto, sobre los derechos humanos en general:
También es uno de los países africanos donde, según la Organización Mundial contra la Tortura, se cometen más delitos contra los derechos humanos.
Muy interesante es el resumen, totalmente light, que hace de la situación WebIslam:
Sudán. En 16 años de guerra civil han muerto más de un millón y medio de sudaneses y 4 millones han abandonado sus hogares. Región estratégica (es puente entre Africa Central y el Mar Rojo y controla gran parte del río Nilo); en el norte hay población musulmana, en el sur conviven cristianos y animistas en comunidades negras, base de los grupos rebeldes. Esta región es rica en petróleo y en agua, cuyo control constituye una de las causas del conflicto.
De un lado está el gobierno islámico del general Umar Hasan al Bashir y el Frente Nacional Islámico (FNI). Del otro, el Ejército Popular para la Liberación del Sudán (EPLS), grupos del sur y la Alianza Democrática Nacional (ADN), integrada por los dos principales partidos tradicionalistas del norte.
Los países de la región han tomado partido con uno u otro bando. Estados Unidos se opone al gobierno de Bashir, al que acusa de apoyar el terrorismo.
Según la ONU, 2 millones 700 mil sudaneses padecen hambre; en contraste, el gobierno destina 90% del presupuesto a la guerra.
Ahora bien, como será la tragedia que hasta WebIslam debe reseñarla (tomando en cuenta que el Gobierno de Sudán es islámico), destacando la guerra, el hambre, y el hecho escandaloso de que en un país hambriento el 90% del presupuesto sea destinado a la guerra.
Porque la situación de torna mucho más cruda cuando leemos relatos en primera persona, en una noticia atrasada:
"Primero vinieron los aviones que nos bombardearon. Luego llegaron los Yanyawid", dijo una mujer de 20 años que se identificó sólo como Zahara. "Comenzaron a quemar y a disparar. Se llevaron nuestras pertenencias. Degollaron a los hombre y a las mujeres nos tomaron para concubinas".AP
Es solamente un ejemplo de los muchos:
Kofi Annan escuchó ayer los relatos de refugiados de la cruenta guerra civil de Sudán, quienes le narraron historias espeluznantes de bombardeos, saqueos, matanzas y violaciones.
A lo que se suma la tragedia del desplazamiento masivo:
Annan, acompañado por ministros del gobierno y personal de las Naciones Unidas, recorrió uno de los 137 campamentos donde buscaron refugio más de un millón de personas expulsadas de sus hogares en los últimos 16 meses.
Otro resumen de la situación, en pocas palabras, no deja de ser espeluznante:
Resulta probado que se han cometido actos subsumibles en este listado de
crímenes que configuran la conducta prohibida. Así, considerando que han producido tanto asesinatos como daños graves a las personas y también que se ha infligido a determinados grupos de Darfur a condiciones de vida destructivas. Los ataques combinados de las fuerzas gubernamentales y la milicia árabe Janjaweed contra la población civil de color destruyendo e incendiando sus aldeas, raptando y violando a sus mujeres se han producido de forma masiva y sistemática.
Lo cual podemos ver más ampliado:
El gobierno sudanés es responsable de “limpieza étnica” y crímenes contra la humanidad en la región occidental de Darfur, señaló Human Rights Watch en un informe publicado hoy. ... En el informe de 77 páginas, “Darfur Destroyed: Ethnic Cleansing by Government and Militia Forces in Western Sudan” (Darfur destruido: Limpieza étnica por parte del gobierno y las fuerzas milicianas en el oeste de Sudán) se documenta cómo las fuerzas del gobierno sudanés han supervisado y participado directamente en masacres, ejecuciones sumarias de civiles, incendios de pueblos y aldeas, y la despoblación forzosa de amplias extensiones de tierras habitadas desde hace mucho por los grupos étnicos fur, masalit y zaghawa. “No cabe duda de la culpabilidad del gobierno sudanés por los crímenes contra la humanidad en Darfur”, señaló Peter Takirambudde, director ejecutivo de la División de África de Human Rights Watch.
Finalmente, el informe que hace Human Rights Watch (mezclando el asunto con otro que nada tiene que ver, los abusos a presos en la cárcel iraquí de Abu Ghraib por parte de determinados miembros de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos) no deja el menor lugar a la duda:
En Darfur, la región occidental de Sudán, la limpieza étnica masiva ha desencadenado muchos forcejeos y denuncias internacionales, pero pocas acciones efectivas. La violencia sistemática contra civiles por parte de las fuerzas gubernamentales sudanesas y las milicias respaldadas por el gobierno constituye crímenes contra la humanidad y algunos la han descrito incluso como genocidio, sin embargo, la respuesta internacional ha sido poco más que condenar las atrocidades, alimentar a las víctimas y enviar a un puñado de fuerzas africanas mal equipadas a intentar, ampliamente en vano, detener la matanza. No se ha ejercido seriamente presión sobre el gobierno sudanés para que cese su campaña homicida. No se ha movilizado ninguna fuerza de protección significativa. El asesinato en masa en Darfur, que se produce una década después del genocidio ruandés, es una burla de las promesas de “nunca jamás”. ¿Cómo pueden pronunciar honestamente estas palabras los gobiernos cuando sus acciones son tan vergonzosamente insuficientes?
Y los números son terribles, según el mismo artículo, que cifra ...la muerte de una cantidad estimada de 70.000 personas y el desplazamiento de alrededor de 1,6 millones más en Darfur.
Ahora bien, la valoración de política internacional que hace el artículo merece ser destacada:
Una vez más, el Consejo de Seguridad de la ONU se ha visto obstaculizado por la amenaza del uso provinciano del poder de veto de sus miembros permanentes—un veto que, como ha recomendado el panel de alto nivel de la ONU sobre amenazas globales, nunca debería ejercerse “en casos de genocidio y abusos a gran escala contra los derechos humanos”. Esta vez, China ha sido el principal problema, demostrando estar más preocupado por preservar sus lucrativos contratos petroleros en Sudán que en salvar miles de vidas. Rusia, protegiendo sus propias ventas valiosas de armas a Jartum, ha secundado esta insensible falta de respuesta. Los miembros no permanentes también comparten la culpa. Argelia y Pakistán han sido modelos de solidaridad islámica, siempre y cuando se defina como fidelidad a un gobierno islámico y no el compromiso con las vidas de víctimas musulmanas. Para otros miembros africanos del Consejo, Angola y Benin, primó la lealtad a un gobierno de la misma región. En la Asamblea General de la ONU, numerosos gobiernos, hostiles a cualquier crítica por la situación de los derechos humanos debido a sus malos historiales en la materia, se opusieron incluso a discutir la campaña homicida de Sudán, mucho menos a condenarla.
Así están las cosas. En Sudán se vivió y se sigue viviendo la tragedia y el espanto. Aunque la inmensa mayoría de los medios de comunicación prefieran cerrar los ojos ante ello. Y precisamente por eso nosotros no debemos cerrarlos. Aunque mantenerlos abiertos sea doloroso, muy doloroso.
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