La segunda banda del huracán Ike a su paso por Miami me pilló en la calle esta noche. El vehículo se movía como si fuera una caja de cerillas, y la tunda de agua que estaba cayendo impedía casi por completo la visibilidad. Impresionante como se veía pasar el agua azotada por el aire por delante de los faros. Pero más impresionante aún si cabe fue que cinco minutos después (literalmente) había pasado todo y se podía ver la luna asomándose tímidamente entre las nubes. Esto es el Caribe.
Acompañando a este texto el huracán Ike en la última fotografía del satélite, saliendo de Cuba a mar abierto con categoría uno (y tan organizado que se puede distinguir perfectamente el ojo del huracán), y afectando con sus bandas exteriores del noreste a Miami. No parece que vaya a ser nada grave por aquí. Lo grave será cuando toque tierra, probablemente en Texas. Esperemos que con la menor fuerza posible.
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