Lo que está actualmente ocurriendo en IU, con ser gravísimo, no es la enfermedad ni lo es solamente de ellos, sino que es únicamente un síntoma, y el padecimiento afecta a todos los partidos políticos españoles en general (puede que haya alguna honrosa excepción, pero yo la desconozco).
Los hechos, probablemente conocidos por casi todos, son que en las últimas elecciones autonómicas extremeñas los resultados dieron como partido ganador al PP, pero sin mayoría absoluta en el Parlamento, seguido del PSOE y a mucha distancia por IU, cuyos votos sumados a los de los socialistas les darían la Presidencia a éstos. Pero he aquí que los problemas históricos entre PSOE e IU en Extremadura hacen que los de la coalición prefieran abstenerse para que los socialistas salgan del poder y que sean los populares los que lo ocupen, decisión consultada y aprobada por los militantes de IU en esa región. Pero la dirección nacional en Madrid está intentando por todos los medios que la coalición en Extremadura apoye a los socialistas, frenando así a los populares el paso al gobierno regional.
Para los efectos de este análisis es totalmente irrelevante que el PP ocupe la Presidencia con la abstención de IU o que lo haga el PSOE con el voto a favor de ellos. Lo que sí es totalmente relevante es que los partidos tienen un poder casi absoluto sobre los diputados, los cuales no pintan prácticamente nada. En el presenta caso, como mal menor, se han consultado a los militantes de IU en Extremadura. Pero a pesar de ello la dirección nacional ha peleado y sigue peleando con uñas y dientes para imponer su criterio, lo que demuestra que no solamente le importan un pimiento los diputados y los órganos regionales, sino también los militantes.
¿Cuál es la solución? ¿La decisión de la directiva nacional? ¿La decisión de la directiva extremeña? ¿La consulta a los militantes? Ninguna de ellas, porque todas son parches, unos mejores y otros peores. La verdadera solución sería cambiar el sistema, y que las circunscripciones fueran individuales y los representantes tuvieran total libertad de voto, para que de esta forma fueran responsables por sus decisiones directamente ante los electores, que las tomarían muy en cuenta en el momento de las siguientes elecciones, para bien o para mal.
La actual dictadura (o casi) de los partidos sobre los diputados hace que el sistema quede muy viciado, ya que aunque el votante puede cambiar el sentido de su voto en las siguientes elecciones, nuevamente será otro partido el que administre dicho voto, y no una persona individual. La única solución real, por lo tanto, es cambiar el sistema.
La partitocracia que vivimos es infumable y alguna vez habrá que sustituirla por otro sistéma mas democrático y participativo.
ResponderEliminarMuy buena entrada, José.
En España hay miles de partidos, y la gente ha querido votar a esos dos partidos mayoritariamente. Nadie les ha obligado.
ResponderEliminarEl sistema está mal porque para formar un partido político se necesita muchísimo dinero. También está mal porque hay muchos partidos que dicen prácticamente lo mismo en su programa, pero luego no se unen para formar un solo partido fuerte, alternante con los dos mayoritarios.
Luego está la masonería, que influye y controla prácticamente todo. En el pueblo donde nací, había unas pocas familais masónicas que lo controlaban todo, pues tenían al hijo en el pp, al cuñado en el psoe, al sobrino en iu, al primo en la falange... Siempre salían ganando...
Y si no es la masonería será otro grupo distinto...
El sistema electoral actual castiga a los partidos minoritarios de ámbito estatal. Un sistema como el inglés, en el que cada diputado responde personalmente ante sus electores directos, restaría mucho poder a las burocracias partidistas. Por eso nunca se adoptará.
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