Hace un par de días comenzó la función veraniega del teatro político, donde una cosa es lo que se ve en el escenario (pura representación) y otra muy diferente la realidad (que sucede detrás del telón, fuera de la vista de los espectadores).
Puedo equivocarme, pero no creo que Rajoy tenga el menor interés en ganar una investidura por la mínima para formar un gobierno que no gobierne. Pero claro, eso no puede decirlo. Así que se mostrará esforzadísimo para algo que no quiere ni en pintura.
Sobre Sánchez, que nunca tuvo el menor interés en suicidarse políticamente dejando por pasiva que su gran rival siga en La Moncloa, ahora menos aún, porque por si eramos poco ahora la abuela también parió, y tenemos les elecciones vascas y gallegas a las puertas, en las que si el socialista apoya al popular, de los votantes más izquierdistas del PSOE no va a ver ni un pelo, porque todos se van a ir a Podemos. Por lo demás, lo de siempre, Susana está esperando como agua de mayo el congreso del PSOE, para mandarle a su casa, por lo que unas nuevas elecciones le vienen de perlas. Al fin y al cabo algo puede mejorar en una nueva tirada de dados.
Y Rivera seguirá este teatro centrista que tanto le gusta. Parece que disfrutó lo suyo apoyando activamente al perdedor Sánchez hace unos meses. Y ahora solo va a apoyar a Rajoy por pasiva, con la abstención, porque dice que en realidad de quien depende la cosa es del PSOE, que es tanto como reconocer que él no pinta nada. Pues que tenga cuidado, que hace muchos muchos años hubo un partido que empezó su declive así, en palabras de no recuerdo quien, haciendo una política de izquierdas com votos de derechas. Sí, sí, UCD. Y ya sabemos como acabó la cosa. ¿Que Rivera no quiere ver a Rajoy ni en pintura y prefiere tratos con Sánchez? Sea. Pero no es menos corrupto el PSOE que el PP (sino más). Y por eso mismo el precio a pagar puede ser muy alto. Lo dicho, UCD.
Y terminamos con el convidado de piedra, Iglesias. Los focos de la función se han centrado en los otros tres, y él contempla la obra desde un rincón del escenario, en la oscuridad, prácticamente como un espectador más. Solo Sánchez puede devolverle el protagonismo que tuvo hace poco más de un mes (tan cerca y tan lejos, ¿eh?), si opta por dejar que gobierne Rajoy, porque entonces será él quien se presente como el líder de la oposición (y con razón, que todo hay que decirlo). Pero no caerá esa breva.
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