La amenaza de unas terceras elecciones el día de Navidad ha causado indignación en el PSOE, cuyo grupo parlamentario impulsará en el Congreso una reforma de la Ley Electoral para evitar esa fecha si, en el plazo de dos meses tras la primera investidura fallida, Rajoy no encuentra la fórmula para ser investido.
Me cuesta una barbaridad hablar bien de Pedro Sánchez, pero, aunque solo sea por conveniencia y electoralismo (o sea, como hacen todo todos los políticos), en esta ocasión ha puesto un poco de cordura en esa loca estupidez rajoyana de colocar los plazos para que las presumibles nuevas elecciones caigan precisamente el mismo día de Navidad.
La conveniencia de Sánchez es que sabe que ese día desmotivaría (aún más) a sus votantes, lo que favorecería claramente a Rajoy. El electoralismo, que si el PP apoya la reforma, el punto se lo anota el PSOE, y, además, cambia las elecciones a otra fecha más propicia; y si el PP no la apoya, toda la culpa recaerá sobre los peperos, lo cual les puede pasar factura ese día. O sea, que Pedro Sánchéz tiene todas las de ganar, sí o sí, con esa propuesta. No, desde luego tonto no es. Con lo que con su necia jugada navideña a quien le puede salir el tiro por la culata es a Rajoy.
Pero el artículo en sí da para más. Dice:
Fuentes de la Ejecutiva son así de tajantes: "Hacer presidente a Rajoy supondría la liquidación definitiva del PSOE..."
Concuerdo completamente con ello. Y si a eso le sumanos esto otro, que leí en un artículo que comenté ayer:
...Podemos, que es "el principal interesado en que el PSOE se abstenga" para arrebatarles el liderazgo en la oposición y desactivarles políticamente.
El resultado es que, querámoslo o no, guste o disguste, la única salida que tiene el PSOE es votar contra Rajoy (u otro candidato del PP) tantas veces como se proponga candidato ("no, no y no", nunca mejor dicho). Lo contrario sería entrar los socialistas en una escalada suicida que dejaría su espacio en el medio plazo a Podemos.
Y sí, claro que esa sustitución podría convenirle al PP, en la esperaza de que una radicalización (aún más) de la política española les siguiera permitiendo gobernar, no por méritos propios (no los tienen ni de lejos), sino por miedo a Podemos. Pero, en expresión del propio Rajoy, "o no". O sea, podría suceder que al final Pablo Iglesias llegase a Presidente de Gobierno apoyado por los suyos y un PSOE radicalizado (todavían más) y residual.
La filosofía rajoyana del engorde pasado de Podemos puede ser que en el cortoplacismo del gallego le dé resultados... "o no" (repito, como él dice), que aún no ha conseguido revalidar la Presidencia, y hasta el rabo todo es toro de un posible pacto PSOE-Podemos, incluso tras las terceras elecciones si los números les dan. Pero lo que está claro es que esa escasa visión le puede costar al final de la jornada muy cara a España, con un PSOE empujado a escorarse peligrosamente hacia la extrema izquiera para recuperar los votos perdidos en apoyos a Podemos, así como con un Gabinete izquierdoso hasta la saciedad si PSOE y Podemos consiguen sumar apoyos. Y, ojo, que esa suma se puede dar si el PSOE sube más a costa de Podemos de lo que el PP pueda subir a costa de Ciduadanos y la abstención.
La única alternativa posible a todo ese desastre sería que PP y Ciudadanos, por fin, consiguiensen sumar 176 diputados, lo que daría un respiro de cuatro años, que se podría aprovechar para regenerar (esperemos) la política española y que Rajoy se fuera a su casa y dejara sitió a alguien con más capacidad y menos manipulación que él.
Y todo lo anterior sazonado, por si fuera poco, con las elecciones vascas y gallegas dentro de un mes y un desafío independentista catalán que, aunque parece que hoy por hoy no goza de muy buena salud, aún no se sabe por donde puede salir ni como va a acabar.
Todo muy interesante sin duda. Ojalá no lo fuera tanto. Porque lo es hasta el punto de que, como ya he dicho en alguna ocasión, hay que recordar la maldición china de antaño: ojalá te toque vivir tiempos interesantes.
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