Uno se pregunta que haría de ser católico, no nacionalista y vivir en el País Vasco; difícil situación. Tal vez tener que renunciar a una de las tres cosas; difícil elección.
Yo, idealista de siempre (aunque cada vez menos, la verdad sea dicha) intento haciendo grandes esfuerzos (es verdad, no ironía) entender sin compartir la posición de la Iglesia Católica en el País Vasco de apoyar a ETA y su entorno durante la etapa franquista (lucha contra la dictadura, ausencia de libertades, abusos policiales, y demás). Lo dicho, no lo comparto para nada, pero hago un soberano esfuerzo por intentar entenderlo, aunque sea muy de lejos.
Pero, ¿y en la democracia? Lo siento, pero por ahí ya no se puede pasar, se diga lo que se diga. Pero la Iglesia Católica en el País Vasco sigue pasando, y parece que sin el menor esfuerzo. Porque hasta suceden cosas como ésta:
El Obispado de San Sebastián consideró "un mal para la comunidad política" la detención de miembros del entorno de ETA y la ilegalización de las marcas blancas de la banda terrorista.
La reacción de María del Mar Blanco no puede ser más dura, sincera y verdadera:
"La Iglesia nacionalista vasca siempre ha actuado de salvaguarda de los verdugos y asesinos".
Y lo razona así:
Según añadió, de todos es conocido que "la Iglesia nacionalista se ha negado a hacer funerales" a los familiares de las víctimas del terrorismo, pero, a su juicio, "en cambio sí que ha actuado siempre de salvaguarda de los asesinos y de los terroristas". "La verdad es que es una vergüenza, pero tristemente es lo que tenemos dentro de la iglesia vasca", concluyó.
Sí, ya sé que la Conferencia Episcopal Española ha medio enmendado (ay, los obispos, siempre tan diplomáticos ellos) la cosa. Lo que demuestra que, por ahora, se puede católico, no nacionalista y español. Pero, como dije antes, ¿se puede, además, vivir en el País Vasco? Difícil asunto, al parecer. Porque por lo que se ve el catolicismo en el País Vasco está reservado para los nacionalistas.
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