A Müller, judío, sonderkommando en Auschwitz (¡ahí es nada, las dos cosas juntas!) le tocó hacer esto:
Entre otras, conducir a las víctimas a los vestuarios sin desvelarles su inminente destino; clasificar sus pertenencias en almacenes para poder enviarlas a Alemania, donde serían reutilizadas; sacar los cadáveres de las cámaras de gas, cortar el pelo de las mujeres e incinerar los cuerpos en los hornos de alta presión, o enterrarlos en fosas comunes.
Brutal. Filip Müller, tres años en el corazón del infierno nazi y Cámaras de gas, dos artículos que es necesario leer si se quiere saber más del tema.
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