Las brutales y violentas movilizaciones dirigidas por el líder extremista Evo Morales contra el ya expresidente boliviano Carlos Mesa obligaron a éste a dimitir de la Presidencia de Bolivia, y en su lugar ha ocupado la dirección del país Eduardo Rodríguez, quien en principio debería ser un presidente de transición, con la meta de convocar elecciones presidenciales anticipadas, una Asamblea Constituyente y un referéndum sobre la cuestión autonómica.
Hay que recordar que Carlos Mesa fue Vicepresidente con Gonzalo Sánchez de Lozada, a quien traicionó cuando Evo Morales dirigió una violenta campaña de protestas contra él, prefiriendo abandonar a Sánchez de Lozada para ponerse al lado de Evo Morales, quien le aupó a la Presidencia. Así acaban los traidores, traicionados, y Evo Morales ha acabado traicionando al que traicionó como Vicepresidente a su Presidente, Sánchez de Lozada.
Por lo demás, lo mismo de siempre, la terrible inestabilidad política tradicional en Bolivia. A un Presidente inestable, Mesa, le sucede otro Presidente inestable, Rodríguez.
Y, como he dicho otras veces, mientras tanto los beneficios de los recursos naturales bolivianos no van a parar a infraestructuras que hagan crecer económicamente el país, sino a las cuentas privadas de los gobernantes bolivianos en el extranjero. Así ha sido siempre en Bolivia y así me temo que lo seguirá siendo, con un Presidente o con otro.
Sumale tambien las manos de Chavez en todo esto
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