No me cabe la menor duda de que al final, cuando ETA desaparezca definitivamente, habrá unos que serán los vencedores y otros que serán los vencidos. Lo que ya no tengo nada claro es quienes serán los unos y quienes serán los otros.
Que el Parlamento Vasco se pronuncie en el sentido de que hay que poner las bases para "una paz sin vencedores ni vencidos" es algo que la verdad me deja completamente indiferente, porque nada bueno espero ya de una institución que ha demostrado sobradamente su servilismo a los promotores del terror, ya sea directamente por medio de Batasuna, ya sea indirectamente por medio de PNV y EA, o ya sea hipócritamente por medio del PSE.
La reacción lógica de las víctimas de los asesinos es defender que el proceso para acabar con ETA debe llevarse a cabo "sin humillaciones y sin crueldad", pero insistió en que tiene que haber "vencedores y vencidos". Es evidente que en buena lid a los terroristas se les pueden dar ciertos beneficios, pero desde la generosidad de una sociedad que haya derrotado al terrorismo cuando esos asesinos se declaren vencidos y arrepentidos.
Lo que ya resulta sorprendente (aunque desgraciadamente cada vez menos, dado el entreguismo que lo caracteriza) es el Gobierno cree que el fin de ETA no debe plantearse en términos de vencedores y vencidos. Vamos que el final del terrorismo debe ser un acuerdo entre iguales, un Gobierno legítimo y democrático por un lado y una pandilla de asesinos por la otra parte. Vivir para ver. Para ver estas miserias políticas y humanas, quiero decir.
Pero es que, además, el Gobierno se equivoca, porque sean cuales sean los términos del final del terrorismo etarra, habrá vencedores y vencidos. Si los criminales se entregan y se arrepientes, ellos será los derrotados y la sociedad española saldrá victoriosa. Pero si la negociación es de igual a igual, incluyendo como todo apunta acuerdos políticos disfrazados (la famosa segunda mesa), quienes habrán ganado la batalla son los que llevan décadas asesinando, y los perdedores serán los ciudadanos componentes de España en general y las víctimas del terrorismo muy en particular.
No, señora vicepresidenta, no es posible un fin del terrorismo sin vencedores ni vencidos. De lo que estamos hablando es de quienes serán los unos y los otros. De si los pacíficos derrotaremos a los asesinos o será al revés. Y lo triste es que a día de hoy parece que es más posible lo segundo que lo primero.
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