miércoles, 22 de febrero de 2006

Situación cubana: ¿Sólo por la dictadura?

En 1947 se llevó a cabo en la ONU. una votación que decidiría la partición de la tierra conocida como Palestina, en dos estados: Uno para los judíos palestinos, y otro para los árabes palestinos.
A pesar de la idea repetida machaconamente de que Cuba era dependiente económica y políticamente de los EEUU, y de que el gobierno cubano era títere del gobierno norteamericano; el voto cubano no fue favorable a esta partición. Es decir, Cuba se opuso, al contrario que los EE.UU, a la existencia de un estado judío independiente en Palestina, tierra conocida como Israel muchos siglos antes de que los romanos destruyeran el Templo de los hebreos en Jerusalén, y le cambiaran el nombre a Judea para evitar que los hebreos siguieran reclamando la soberanía sobre ese territorio.


Analizando detenidamente la Biblia, podemos encontrar un sinnúmero de pasajes en los que Dios hace y repite de generación en generación una serie de promesas a los patriarcas, reyes y profetas israelitas. Entre esas promesas, hay una que condiciona las bendiciones otorgadas a las naciones extranjeras al comportamiento de estas naciones con respecto a los descendientes de Abraham, de Isaac, y de Jacob.
En concreto dice que Dios bendecirá a aquellos que bendigan a Israel y maldecirá a aquellos que lo maldigan.


Si estudiamos la historia de Cuba, notaremos que luego de este gesto inexplicable en la ONU, pasarían no pocos años para que el país cayese bajo una sangrienta dictadura militar, bajo el autotitulado general Fulgencio Batista, que lideró una etapa de corrupción y crímenes, que hicieron culminar con éxito una insurrección armada que hoy se conoce como Revolución Cubana, que dirigía un psicópata con obsesión antinorteamericana y mesiánica llamado Fidel Castro.

Esta Revolución degeneró en otra dictadura que, siendo no menos corrupta, pero sí más sanguinaria y larga, que la anterior; ha hecho que la isla de Cuba; pasase de ser la tercera economía Latinoamericana, a ser uno de los países más pobres del mundo, sin contar con que la falta de libertades económicas y políticas, la sitúan junto a países como Coreo del Norte en cuanto a desprecio por los derechos humanos.

Además, a Cuba no le ha bastado con esto. Desde 1959, el gobierno del sátrapa Fidel Castro, guiado por comunistas y terroristas del tipo Che Guevara, y apoyado por potencias como China y la URRS, comenzó una campaña de desestabilización de gobiernos democráticos o que simplemente se interponían en el camino hacia la “revolución antiimperialista mundial”. Entre estos países se encuentra el estado de Israel al que Cuba ha intentado desestabilizar cooperando directamente en acciones armadas con las tropas árabes, y a través de campañas antiisraelíes disfrazadas de solidaridad con el pueblo árabe palestino.

Cuba en su guerra a muerte con los EEUU, se ha enemistado con cualquier país o persona que apoye a estos últimos o no le siga el juego político-terrorista. Por este motivo rompió relaciones con el estado de Israel, y diariamente en la prensa escrita, radial, y televisada se acusa a Israel de supuestos crímenes que serían mas bien dignos de una dictadura militar como la propia cubana, la coreana, la china u otras que gracias a Dios, han dejado de existir.

Pero en el asunto de la situación cubana se puede profundizar aún más. Me pueden preguntar: -¿Y qué culpa tiene el pueblo de Cuba de las acciones de sus gobiernos contra Israel y los países democráticos?
Aparentemente ninguna. Difícil es a cualquier pueblo librarse de las tiranías o subsistir en medio de ellas; más, cuando te amenazan con la cárcel o la muerte.

Pero hay una cosa a la que pocos prestan atención; y es a la historia de la relación del pueblo cubano, no con Israel, sino con el Dios de Israel.

Los cubanos resultan de una mezcla de católicos y no muy católicos españoles, africanos con sus innumerables religiones, y chinos con sus creencias esotéricas y filosofías panteístas. Como es de suponer en este panteón de mitologías, el Dios de la Biblia no puede entrar. Un Dios que reclama ser el Único Verdadero y que dice ser celoso, y que como principales mandamientos nos ha dado el adorarle sólo a Él, y no hacernos esculturas para rendirles culto; y que además ha inspirado un Libro en el cuál se revela Su Voluntad y que no deja de condenar la idolatría y a quienes rindan culto a cualquier dios, persona o cosa fuera del Él, es inmediatamente declarado persona non grata en esta orgía espiritual que es Cuba..

Este Dios que reclama que le adoremos por encima de nosotros mismos no fue bienvenido en la isla. Mejor recibidos han sido los dioses de palo y piedra venidos de Africa, los de porcelana de la China y los de cartón piedra que llegaron con los españoles, y bajo los cuales escondieron los criollos los palos y piedras de sus ancestros africanos por miedo a ser perseguidos por apostatar de la “santa iglesia católica”.

Mucho más éxito tiene el espiritismo o cualquier religión que no reclame para sí ser la Verdadera inspirada por el Único Dios Verdadero que nos juzgará por nuestra fe en Él y nuestras obras dentro o fuera de Su Pueblo.

Quizá resulte todo esto chocante para quienes no conocen la Biblia o la han malinterpretado, o se la han tomado muy a la ligera, o para quienes el leerla no ha sido más que una obligación o un deber del colegio.
La Biblia no es un libro de buenas normas, es la Revelación de la Voluntad del Dios Verdadero.

Pero no todo son malas noticias para los cubanos. Esta Revelación no se limita a condenar a los que reniegan de Él, sino que nos da la solución. Nos dice que si le buscamos de corazón y nos volvemos a Él, Él perdonará nuestras faltas y nos restaurará como nación.

Comencemos por aceptar la salvación que nos da Dios a través del Sacrificio de Su Hijo, y luego pidamos al Espíritu Santo que nos guíe a reparar todo el daño hecho al pueblo de Israel y la Iglesia de Cristo, (a la que el gobierno revolucionario no ha dejado de atacar desde 1959).
Sólo de esta forma volveremos a la situación de bonanza económica y política, y mucho más, a una situación de comunión con Dios como no ha habido jamás en la historia de Cuba.

Me resta avisar a mis compatriotas de que nuestra fe no debe estar en la muerte del dictador, ni en la buena voluntad de sus sucesores, ni en la intervención del gobierno norteamericano o de los millones de dólares de los cubanos de Miami. Nuestra fe debe estar puesta en el Poder del Dios de Israel, el Dios que se revela en la Creación, en la Biblia, en Cristo y en la Iglesia a través de Espíritu Santo.

Sólo así tendremos garantizado que iremos con buen rumbo y que no volveremos a las miserias que resultan del poner nuestra fe en el palo, la piedra, la porcelana, el cartón piedra o en nosotros mismos.




Juan Alejandro De Llano Montaño

En Valencia, 21 de febrero de 2006

2 comentarios:

  1. Y yo me pregunto... ¿Qué pecado tan capital hemos cometido nosotros para merecer el gobierno que tenemos?

    ResponderEliminar
  2. Hermano, como diria un buen humorista cubano: "hay que tener tronco de tolerancia" para tragarse el panfleto suyo.

    La Cuba de hoy tiene cosas muy buenas y cosas muy malas. Un consejo: desconfie siempre del que solo vea uno de los lados del rio. Seguro que esta tapandose un ojo para no ver el otro. No se meta al agua sin abrir el otro ojo pues definitivamente morira ahogado.

    En resumen armese un poco mas de argumentos y no ande jugando con la historia de Cuba tan a la ligera, que ya bastantes problemas tenemos que resolver aqui en la tierra.

    ResponderEliminar

Después de siete días de la publicación de un artículo todos los comentarios necesitan aprobación.