Hace pocas horas escribía yo sobre la debilidad en la que se encuentran el Presidente del Gobierno, el Gobierno en sí y el PSOE para afrontar la casi declaración de independencia del nacionalismo vasco. Me temía yo que esa debilidad podía ser muy mala consejera a la hora de tomar decisiones, sobre todo por las presiones que podían llegar desde ERC.
Pocas horas después se empiezaz a confirmar mis temores. Leo que ya desde ERC y desde CiU están llegando presiones a Rodríguez Zapatero, su Gobierno y su partido para que negocien lo constitucional, social y legalmente innegociable, la casi independencia de una parte de España.
Lo peligroso es que esas presiones no llegan desde cualquier parte, sino desde un partido que es uno de los que apoyó la investidura de Zapatero como Presidente, y que sustenta al actual Gobierno de España.
Es preocupante también que hasta ahora Zapatero no haya dicho nada sobre el asunto, y que las voces que llegan desde el PSOE nos hablen de agotar el debate político, En principio nada tengo contra esperar a la votación del nuevo Estatuto en las Cortes, para después, a la vista de las más que probables acciones ilegales del nacionalismo vasco, actuar en consecuencia. Aunque probablemente sería preferible atajar desde ya el acuerdo, impugnándolo ante el Tribunal Constitucional de acuedo al artículo 161.2 de la Constitución Española, como defiendel el PP, tampoco rechazo completamente la vía expresada por el PSOE de esperar a que el texto llegue a las Cortes Generales para ahí rechazarlo y esperar a ver que hace entonces el Gobierno y Parlamento vascos.
Aunque preferible, por su fortaleza, la vía del PP, la del PSOE no es desdeñable, ya que pondría al Gobierno Vasco en la tesitura, una vez rechazado el plan en el Parlamento nacional, de incumplir la Ley de una forma flagrante.
Lo que es muy preocupante es que el PSOE, entre este momento y el momento de la votación del nuevo Estatuto, pueda caer en seguir el camino marcada por el nacionalismo vasco, de entrar a negociar un plan rupturista en todos los sentidos (legal, territorial, socialmente, etc.), dándole así algún tipo de carta de credebilidad.
Me preocupa seriamente que el Gobierno y el PSOE puedan ver políticamente inconveniente seguir en este asunto los pasos marcados por el PP (los únicos posibles), y entre eso y las presiones de sus socios independentistas catalanes, al final, por culpa de la debilidad de Presidente, Gobierno y PSOE, nos veamos abocados como sociedad española a un abismo político y social.
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