Desde hace días se vienen oyendo rumores sobre una negociación entre el Gobierno y la banda asesina ETA, con vistas a que la banda terrorista declare una tregua. Lo último que se lee apunta a la posibilidad de que el primer precio a pagar por esa tregua sería el acercamiento al País Vascos de los presos etarras con asesinatos, la puesta en libertad de los que no tienen asesinatos, y la legalización de Batasuna.
Los rumores toman más fuerza en virtud de la evasiva del Ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar. Cuando se le preguntó si existe una negociación entre el Gobierno y ETA, el Ministro respondió con algo que no tenía nada que ver, diciendo que lo realmente importante es la firmeza democrática contra el terrorismo, contra todas sus formas, contra todas las formas del mal y del horror hasta su extinción. Una obviedad. Pero a lo que no era obvio, es decir, a si el Gobierno negocia o no con ETA, no dijo ni sí ni no. Y en la misma línea de ambiguo silencio sobre el tema estuvo Zapatero en su rueda de prensa en Argentina.
Lo anterior es muy preocupante. Porque ya sabemos que cuando un político no quiere mentir y no le conviene decir lo que está pasando, no contesta. Parece que efectivamente hay negociación de por medio. Sería francamente repugnante que un Gobierno democrático estuviera negociando con una banda de asesinos, cuando lo único que hay que hacer con ellos es perseguidos, detenerlos, procesarlos, juzgarlos, condenarlos, y retenerlos en prisión durante el máximo tiempo posible.
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