La izquierda y los refugiados

Izquierdistas europeos en general y españoles en particular, que en su inmensa mayoría no han cogido un arma en su vida, abriendo las puertas de nuestros países de par en par a refugiados y emigrantes que, igualmente en su mayoría, han visto con sus ojos autenticas barbaridades, en las que muchos de ellos han participado, las cuales nuestros bienintencionandos izquierdistas ni tan siquiera pueden imaginar.

Muchas veces (casi siempre) no podemos entender el funcionamiento de la sociedad en, por ejemplo, países del Africa subsahariana, donde en la práctica el sistema penal es inexistente, y los horrores que se viven en el día a día, totalmente inenarrables. Para la inmensa mayoría de la gente de dichos países la vida de sus semejantes no vale nada, porque desde su niñez se han criado en medio de la violencia, la tortura y el asesinato, en todo lo que han participado desde, a lo más tarde, su juventud.

Y ante eso llegan nuestros bonachones izquierdosos y adoptan la mentalidad de recibir con flores a muchos que tienen el alma destruida, las manos manchadas de sangre, la conciencia inexistente, los remordimientos anulados y la capacidad de asesinar completamente al máximo.

En Europa en general y en España en particular no es que se esté jugando con fuego, es que se están conectando auténticas bombas sociales de relojería. Mal, muy mal se está sembrando. Y el tiempo de la siembra es uno y el tiempo de la cosecha es otro. Llegará el tiempo de cosechar. Llegará el tiempo en que las bombas sociales exploten. Y, como digo una y un millón de veces, quiero equivocarme.