Cuando nada tiene sentido

Tengo 52 años, divorciado, con un hijo de 17 años y una hija de 15 que viven conmigo, y vuelto a casar hace poco. Veo a mis hijos con sus vidas divididas entre su madre y yo, veo a mi esposa con su vida dividida entre sus hijos y hermanos por un lado y mis hijos y yo por el otro, me veo a mí mismo con mi vida dividida entre mis hijos (que no lo son de mi esposa) y mi esposa (que no es la madre de mis hijos). Y nada tiene sentido.

No tiene sentido el trabajo que tengo, la ciudad en la que vivo, la residencia que habito, el país en el que resido, la pequeña iglesia a la que asisto. A veces no tiene sentido ni mi propia vida, ni los últimos 28 años, ni el presente, ni el futuro.

Creo que en las noches, cuando llego del trabajo, consciente o inconscientemente, me emborracho de blog y twitter hasta la madrugada, para olvidar todo eso. Pero la realidad se impone al día siguiente, una realidad en la que, de nuevo, nada tiene sentido. Tampoco muchas veces ni el blog ni twitter.

En medio de todo este caos lo único que tiene sentido, gracias a Dios, es Jesús en mi vida. Nada más. De todo lo demás, nada tiene sentido.