Policías chinos detienen y trasladan a un lugar desconocido al obispo católico Julio Jia Zhiguo.
Aunque el gobierno chino ha negado el hecho, el obispo sigue sin aparecer.
La realidad es que China solamente acepta "religiones oficiales", cuyos líderes sean totalmente sumisos a las órdenes del Partido Comunista Chino, y cuando esto no es así, la persecución es simplemente brutal.
Los miembros de las iglesias católica y protestante que se niegan a seguir los designios del PCC son, por lo tanto, cruelmente perseguidos, y cuando son detenidos son torturados y encerrados en "centros de adoctrinamiento" donde han de vivir (sobrevivir más bien) en las peores condiciones.
Hace tiempo, por poner un ejemplo, alguien me mostró personalmente una fotografía tomada clandestinamente en China, de una mujer relativamente joven que sonreía, lo que hacia posible ver que le faltaban varios dientes. Mi interlocutor, quien había tomado la fotografía, me aseguró (y no tengo la menor duda de que su palabra era verdad) que ella era una líder protestante, y que los dientes los había perdido víctima de una paliza propinada por policías.
Así están las cosas a nivel religioso en China. No debemos olvidarlo, cuando parece que solamente se habla de China en el sentido de la libertad, porque la hay a nivel económico. Pero la libertad o lo es total, o no existe. Y la libertad a nivel político y religioso es, al menos, tan importante como la libertad económica. Por ello, muy miserable es el gobierno chino que persigue brutalmente la libertad política y, como he mencionado, la libertad religiosa.
Y clara debería ser la condena de los países occidentales de China por esas violaciones de la libertad. Pero, por supuesto, siempre los intereses económicos estarán por encima de la libertad individual, violentada en China constantemente, y me temo que seguiremos padeciendo la política de "vista gorda" de los países occidentales hacia las brutalidades chinas.
Lo dicho, miserable el gobierno chino, y lamentables los gobiernos occidentales que compadrean con él.
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