Que Arabia Saudí es un Estado que bajo cuerda está financiando el terrorismo islamista es evidente. Desde hace años este país ha jugado un doble juego, mostrándose por un lado aliado de los países occidentales en general y de Estados Unidos en particular para venderles su petróleo, mientras que por otro lado las acaudaladas familias de la monarquía saudí financiaban el islamismo más radical (desde libros hasta escuelas, pasando por a los propios terroristas). Esto ha llegado a su punto más dramático con la aparición del mal llamado terrorismo internacional, que es en realidad un terrorismo de corte islámico radical, detrás del cual, en fondos y personal (recordemos que los suicidas del 11-S eran casi todos saudíes, como asimismo lo es Osama Bin Laden) está indirectamente (aunque cada vez más evidentemente) el país de Arabia Saudí.
Ahora bien, existe otra realidad. Estados Unidos es un país que, como ya comenté hace algún tiempo, demanda una gran cantada de petróleo para mantener su alto desarrollo económico. Ese producto viene en un 40% de producción propia estadounidense, y el restante 60% se ve obligado a comprarlo en el exterior. En la tabla en cuestión podemos comprobar que Arabia Saudí figura en el destacado tercer lugar de los países extranjeros abastecedores de petróleo para Estados Unidos.
Lo anterior implica, por duro que parezca, que cada vez que un estadounidense está echando gasolina a su automóvil está financiando con parte de ese dinero el terrorismo islamista. Y eso se tendría que acabar.
Una vez que es evidente de Arabia Saudí es un estado terrorista, habría que ir cortando relaciones políticas y económicas con dicho país, aunque sea poco a poco. Y tambiénb Estados Unidos debería ir explorando dos cuestiones: Por un lado otras fuentes de energía que no le hagan tan dependiente del petróleo extranjero y por otro lado otros países en los que comprar el petróleo que ahora le compra a Arabia Saudí.
Va siendo hora de que los países democráticos occidentales en general y Estados Unidos en particular dejen de mantener la privilegiada relación económica que mantienen con Arabia Saudí, la cual, debido al fanatismo religioso de los dirigentes de este país, se está volviendo directamente contra nosotros, ya que, seamos claros, los saudíes están usando nuestro propio dinero para financiar a terroristas que nos están atacando salvajemente en nuestros propios países.
La realidad es también que, por más que la economía estadounidense pueda depender hasta cierto punto del petróleo saudí, es mucho más dependiente la economía saudí de la venta del petróleo, ya que, hasta donde yo sé, es prácticamente su única fuente de ingresos.
Nuevamente quiero dejar claro que tenemos que tomar la posición de o nosotros o ellos, cueste lo que cueste. Y si en ese ellos está incluida Arabia Saudí, y lo está, habrá que tomar las medidas necesarias, por costosas que sean para nosotros, para aislar política y, sobre todo, económicamente a dicho país, para que nuestro dinero no se vuelva contra nosotros mismos.
Es mucho mas sencillo.
ResponderEliminarSin el apoyo de USA a la actual monarquia saudi le habrian cortado el cuello hace tiempo.
Ese apoyo deberia venderse a cambio de eliminar cualquier subvencion al terrorismo por parte de esa monarquia.
Estoy bastante de acuerdo con Palacios, se trata de potenciar otras fuentes de energía y reducir, e incluso eliminar, la dependencia actual del petróleo. Creo que no se hace por los oscuros intereses de la clase dominante estadounidense, a la que el terrorismo no es precisamente lo que más les preocupa.
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