El Gobierno central y los Gobiernos de Cataluña, País Vasco, Cantabria, y el futuro Gobierno de Galicia son cuatro ejemplos de que la democracia española tiene una deficiencia fundamental, que incluso, llegados al extremo, la podría llevar en algunos casos a ser antidemocrática.
De cualquiera que siga más o menos este blog es de sobra conocida mi preferencia a que el pueblo elija a sus gobernantes de forma directa. Ello debería ser así en todos los cargos ejecutivos (Presidente del Gobierno, Presidentes de Comunidades Autónomas y Alcaldes), en unas elecciones a doble vuelta, donde la segunda vuelta se anularía si hubiera un candidato que obtuviera la mitad más uno de los votos emitidos, y de no ser así concurrirían a esa segunda vuelta los dos candidatos más votados.
De llevarse a la práctica el sistema defendido por mí, nos hubiéramos ahorrado los dramáticos casos que estamos viviendo. Por un lado el Gobierno central, con un Presidente, Zapatero, preso de IU y sobre todo de ERC, que le exigen lo que les da la gana; y si no fueran ellos, serían otros los carceleros, como por ejemplo CiU y CC. El caso catalán es otro ejemplo, donde después de los resultados, dependiendo de los pactos, pudo presidir CiU o el PSC, sin que ya los electores pudieran decidir nada. Más claro es el caso del País Vasco, donde un partido radical y casi terrorista, el PCTV, ha decidido la Presidencia; se la pudo dar a Patxi López, y se la dio de Ibarretxe; ¿y los electores? bien, gracias. El tema en Cantabria cobra tintes claramente antidemocráticos, porque allí, de los 3 partidos con representación parlamentaria, ¡gobierna el tercero!, es decir, PRC (6 diputados) con apoyo del PSOE (14 diputados), que juntos suman 20 contra los 19 que sacó el PP en el 2003; con un agravante, que el PRC de las elecciones de 1999 a las del 2003 perdió casi un 6% de votantes y pasó de 8 a 6 diputados; los otros dos partidos (primero y segundo) subieron, pero quien gobierna es el que bajó y que quedó tercero; ¿cabe mayor ejemplo de antidemocracia? Y el último caso es Galicia, donde la suma de segundo y tercero van a desbancar al primero.
Sinceramente, no me importan los nombres de los partidos; me importa la democracia, entendiendo como tal la decisión del pueblo de quien quiere que le gobierne. Y ello está muy lejos de la realidad en los cuatro casos mencionados. A Zapatero lo eligieron ERC e IU, a Maragall lo eligió ERC, a Ibarretxe lo eligió el PCTV, a Revilla lo elegió el PSOE y a Touriño lo elegirá el BNG. Y todo ello, y eso me parece lo más grave, a espaldas del pueblo, en oscuros pactos partidistas, donde el ciudadano nada puede decidir.
En lugar de lo anterior, muy diferente hubieran sido unos "frente a frente" en segunda ronda entre Zapatero y Rajoy, Maragall y Mas, Ibarretxe y López, Martínez (PP) y Gorostiaga (PSOE) que curiosamente hubiera dejado fuera al actual presidente cántabro Revilla, y Fraga y Touriño.
A los claros ejemplos anteriores se podrían añadir otros ejemplos, como Asturias, Navarra, La Rioja, Aragón, Comunidad Valenciana, Extremadura, Baleares, Canarias, y Madrid, donde en ninguno de los casos el partido ganador llegó a la mitad más uno de los votos emitidos. Es decir, prácticamente todas a excepción de Castilla-La Mancha, Murcia, Extremadura y Andalucía. Son por lo tanto autonomías donde se hubiera tenido que celebrar una segunda vuelta para saber la elección real de los ciudadanos. Y supongo que los desastres contra la democracia producidos por los partidos políticos en los ayuntamientos deben ser en algunos casos (probablemente muchos) para correr y no parar.
Indudablemente los partidos pequeños tendrían que posicionarse de cara a sus votantes, para pedir el voto para uno u otro candidato; pero los pactos, de haberlos, tendrían que ser preelectorales (entre la primera y la segunda ronda electoral) y no postelectorales; y ello daría la posibilidad de conocerlos y que los votantes decidieran libremente. Y, lo más importante, la decisión final de quien preside determinado gobierno sería tomada por los votantes directamente, y no por nadie en nombre de ellos.
Se podrá especular con sumas y restas, con que los de este partido apoyarían a tal candidato por cercanía ideológica, y demás. Pero son eso, especulaciones. La realidad es que sin segunda vuelta entre los dos primeros, cuando no hay mayoría absoluta de votos hacia algún candidato, la democracia queda totalmente viciada, y ya no es democracia (gobierno del pueblo) sino partidocracia, y en sentido puro y duro, porque es a los partidos a quienes corresponde decidir el Gobierno, sin que nada puedan decidir ya los ciudadanos.
En España se debería producir desde ya mismo un movimiento popular que exigiera a los representantes políticos un cambio constitucional (ahora que está abierta la cosa) en el sentido ya señalado de elección directa a doble vuelta de Presidente de Gobierno, Presidentes de Autonomías y Alcaldes, para que los españoles pudiéramos verdaderamente decidir quien queremos que nos gobierne.
seterom, sería tan amable de explicarnos por qué no lo cree posible? Es más, leo un tono de reproche en su comentario, una insinuación al carácter antidemocrático de la propuesta de José?
ResponderEliminarEl voto directo a los representantes en lugar de a los partidos y las dos vueltas es infinitamente más democrático que la aberración belga de la que somos esclavos y con la que tan bién viven los políticos profesionales.
Me parece una propuesta muchísimo mejor que la actual. Y no me acordaba, José, del dolor de cabeza de Cantabria; es que los políticos -sobre todo algunos- encuentran siempre formas de hacer que la gente sienta vergüenza, pero algunas son especialmente despectivas.
ResponderEliminarHay democracia, lo que dudo es si algunos políticos son demócratas.
ResponderEliminarTambién es interesante que en España desde la Transición se ha gobernado para compensar a las minorías. Va siendo hora de pensar en las mayorías.
Tienes razón en lo que dices, pero una pequeña precisión, en el 2003, en Cantabria el PP bajó un diputado, el PSOE otro y el PRC subió 2. Sigue siendo criticable, pero lo que escribiste no era correcto.
ResponderEliminarEfectivamente, Oskar, tienes razón. Trastoqué los dos datos, 1999 y 2003. Pero aún así el tercero gobierna con el apoyo del segundo. Aberrante. Gracias por la rectificación.
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