"Un imán de la Mezquita Mayor de Granada fue agredido el pasado jueves por un desconocido que le abordó en plena calle y le rompió la nariz de un puñetazo mientras le gritaba "por musulmán"."
Hasta aquí el relato de los hechos... alterado por mí. Pido disculpas. Porque la víctima no fue un imán musulmán, sino una monja católica. ¿Pero os imagináis la que se hubiera montado si hubiera sido el imaginario imán? Pues al ser una real monja, prácticamente nada. Con el agravante de que el agresor tenía alrededor de 25 años y la monja 55 (¿esto no entra en la calificación de agresión machista?, solo pregunto).
Independientemente de que no entiendo que le puede pasar por la cabeza a un sujeto de 25 años para propinarle un puñetazo a una señora de 55, sea ésta lo que sea, lo que está claro es que es un evidente ataque a la libertad religiosa. Pero al ser la víctima parte del clero católico, la noticia se da, por decirlo así, con la boca chica. Lamentable.
Como dije por ahí arriba, de haber sido la víctima miembro del clero musulmán (por decirlo de algún modo) los calificativos de islamofobia y demás estarían por todos lados, con condenas explícitas desde todas partes (organizaciones políticas, sociales y un largo etcétera). O sea, la ley del embudo.
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