Los más sofisticados buscan con el codo los senos al cruzarse con una mujer en la acera, los menos educados susurran frases obscenas o deslizan sus manos a nalgas y pubis. Y no se trata de la excepción, sino de la regla.
Vale la pena leer el artículo entero.
También este otro, donde se puede ver en que dirección va el cambio en Egipto (y mucho me temo que también en los demás países musulmanes):
La marcha del millón de mujeres se ha convertido en una pesadilla para los centenares de personas que se congregaban en la emblemática plaza. Lo que empezó siendo una reivindicación pacífica que celebraba el Día de la Mujer, y reclamaba que nadie olvidara que ellas son una parte importante de las sociedades árabes y no deben ser dejadas atrás, se ha convertido en el peor ejemplo de por qué Egipto necesita un cambio urgente en cuestión de género. Al grito de "fuera, fuera", el grupo que se encontraba en la plaza ha sido disgregado por una multitud que ha amedrentado a las manifestantes hasta el llanto. Acusándolas de "extranjeras" y señalándolas como las culpables de obstaculizar la revolución, la turbamulta ha conseguido dividirlas en pequeños grupos, incluso de una persona, después de lo cual las rodeaban e imprecaban.
Así están las cosas. Y mucho me temo que no van a cambiar.
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