Como siempre que la política española marcha por senderos correctos (aunque sean pocas veces, a decir verdad), yo me alegro. Y así es también ahora, por el acercamiento de la política exterior española a la británica, que se ha ido produciendo desde hace tiempo (cuando Zapatero se dio cuenta del fiasco que es el eje París-Berlín), y que se materializó en la visita, hace algún tiempo ya, del Presidente español a Gran Bretaña, donde se entrevistó con el Primer Ministro de allí, Tony Blair.
Pero lo que sí hay que mencionar es la cantidad de sapos que obliga la política a que se traguen, sobre todo cuando se habla más de la cuenta, y, además, desde tonterías ideológicas alejadas de la realidad.
De aquello de que todos los de la foto de las Azores van a perder las elecciones, insultos constantes a americanos y desprecio continuo a británicos incluido, nuestros dirigentes han pasado, obligados por la realidad (¡que dura es a veces!), a visitar a Tony Blair en Londres y a no dormir porque a pesar de sus deseos y sus pérdidas de dignidad Bush no quiere abrirles Washington.
Que la cosa siga por ese lado es lo que hace falta (tendremos que convivir a la vez con abrazos a Chávez y Castro, cosas de padecer el presidente más izquierdista de la reciente historia democrática de España). Y que, para el futuro, Zapatero y los suyos aprendan a pensar antes de hablar, y a cuando no tiene nada edificante que decir, cerrar la boca.
Vaya hoy esperaba algun comentario al gran circo que se representó ayer con la comparecencia de Bono y como en este país la democracia está dejando de existir ya que unicamentre el PP fué capaz de hacer preguntas mientras el resto cual corderitos seguian al pastor bono en su infantil cuento de tratar de explicar lo sucedido sin decirn nada coherente. Y sino como es posbile que rachas de viento huracanado tiren a un helicoptero que vuela a ras de suelo y a unos tipos q van en moto ni los zarandee?
ResponderEliminarSimplemente Increible
Lo que más ha unido a Rodríguez con Blair son los dineros. Los presupuestos europeos no convencían ni al uno ni al otro, y además Blair acaba de coger la presidencia europea. Hay que arrimarse ante el cambio de ritmo, ponerse a rebufo.
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