Entró por un atentado terrorista y se va dejando como sucesor a un participante del Gobierno del terrorismo de estado.
No recuerdo en qué sitio leí que no había sido el dedo de Zapatero el que nombró a Rubalcaba como su sucesor, sino que había sido el propio Rubalcaba el que se había autonombrado a sí mismo (valga la redundancia).
Pues no. En este caso, como en otros, la herencia se la vamos a tener que agradecer a nuestro aún Presidente de Gobierno (aunque sea solamente de forma teórica, pero ese es otro tema). Y es que fue Zapatero el que nombró como su sucesor a Rubalcaba, y lo hizo hace ya algunos meses, concretamente el 21 de octubre del pasado año, cuando le nombró Vicepresidente, Portavoz y Ministro del Interior, otorgándole unos poderes que ningún otro Vicepresidente ha tenido en la etapa democrática.
Que luego cambiara de opinión, por razones que a mí se me escapan, y decidiera apostar por Carme Chacón, esa es otra cuestión.
Y es que hasta en su sucesor la herencia de Zapatero es negra, porque no podía elegir a un elemento más siniestro políticamente hablando que Rubalcaba. Entró por un atentado terrorista y se va dejando como sucesor a un participante del Gobierno del terrorismo de estado. Así ha sido, ya en pasado, el mandato de Zapatero.
A Rubalcaba no se le respeta, se le teme. Y eso ocurre entre los suyos.
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