Al final conseguí el libro. Vi que tenía veinte capítulos y pensé leerlo en diez días, a dos capítulos por día. Imposible. Me lo he leído durante el fin de semana.
Y es que El Director te secuestra desde la primera página y ya no te deja libre hasta que has pagado el precio de leerlo completo. Lo que David Jiménez cuenta es simplemente brutal. Un entramado de intereses de políticios y empresarios, que ponen el dinero y a cambio esperan (y reciben) los favores pertienentes. Una prensa que, imitando la forma de hablar de Zapatero, es sobornable y sobornada. Así de simple, así de claro.
En El Director David Jiménez relata las visicitudes de un reportero al frente de uno de los periódicos más importantes de España. Yo creo a Jiménez y su sinceridad. Por eso ha escrito el libro. Porque creía que era una historia que debía contar.
Una historia que, por imaginada, no deja de sorprender, porque una cosa es imaginar y otra saber. Y lo que ahora sabemos es que en el periodismo español, tomando a El Mundo como botón de muestra, como dice el dicho, nada es verdad ni es mentira sino que todo depende del color del crital con que se mira. Y el color de ese crital lo decidían (lo siguen decidiendo) los políticos y los empresarios que están en el Poder.
El que paga al pianista decide la canción que toca, se dice por estos pagos. El Poder paga a los periodistas y los periodistas escriben al dictador del Poder. Punto. Ese es el resumen del libro.
Evidentemente con una prensa de papel hundida (y que se va a hundir aún más) y una internet que hace que las noticias son ya viejas cuando llegan a los kioskos es difícil salir de ese hueco.
Pero los digitales, tan puros ellos, tanpoco salen bien parados en la historia. Son igualmente sobornables y sobornados. Escriben al dictado de su amo, el Poder. También punto.
En la segunda parte del libro lo que vemos en simplemente como el Poder, después de intentar sin éxito poner de su lado a Jiménez, va tejiendo poco a poco (o no tan poco a poco) una auténtica tela de araña para acabar finalmente con él.
Y es que si David Jiménez no iba a ser el director corrupto que ellos querían, no iba a ser el director. Así de simple.
La prensa española, corrupta hasta la médula salvo honrosísimas excepciones, tiene la crisis de credibilidad y económica que se merece.
El Director es un gran libro, imprescindible para saber toda la basura que hay detrás de la prensa española en estos tiempos que corren.
Es buenísimo. Y ha cabreado a muchos periodistas.
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