Ya he mencionado el caso de Suecia por aquí, y ahora vuelvo a hacerlo, con un extraordinario artículo (de los mejores que recuerdo haber leído) de Juan M. Blanco en Vozpópuli sobre la estrategia sueca, sin confinamiento, con las fronteras abiertas, completa libertad de movimiento, los niños asistiendo a la escuela, comercios bares y restaurantes atendiendo clientes, basada en recomendaciones, sin apenas imposiciones, apelando al buen juicio de los ciudadanos.
Con un dato extraordinariamente importante, que pasan días, semanas, y la curva sueca no diverge de la media europea; se insiste en que el número de fallecidos por millón es superior a Noruega, Dinamarca, Austria o Alemania; pero raramente se señala que es inferior a Holanda, Francia, Gran Bretaña y, por supuesto a Bélgica, España o Italia; y, a pesar de los negros vaticinios, sus unidades de cuidados intensivos nunca se acercaron siquiera al límite, mucho menos al colapso.
Hay que leer todo el texto con calma. Y estar muy atentos al especial caso de Suecia en su forma de enfrentar la pandemia del coronavirus.
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