Hace unos días me sorprendí por la barbaridad de dejar morir a dos hombres bajo ataque de corazón en la autodenominada mejor Sanidad del mundo. Hoy os quiero contar una historia personal relacionada con el tema.
Hace muchos años, no recuerdo cuantos (más de diez en cualquier caso), estando yo en Miami, empecé a sentir un dolor en el pecho que persistía a lo largo de días. Yo no le había dicho nada a mi esposa, pero esa noche el dolor se hizo más agudo y finalmente se lo dije. Su respuesta fue la lógica: "Tienes que ir al hospital ahora mismo". Así lo hice. Llamé a un amigo para que me llevara y me trasladó al hospital más cercano, el hospital con las urgencias más masificadas de Miami (puede que uno con las urgencias más masificadas de Estados Unidos), el Jackson Memorial Hospital, conocido popularmente en Miami por El Jackson.
Y es que resulta que este hospital está en la zona de Miami donde hay más homeless (personas que viven en la calle) y que usan las urgencias de dicho hospital para atenderse médicamente (no me quiero acordar de cuando fui por un dolor de muelas insorportable y tuve que pasar allí toda la noche con el dolor cada vez más agudo para que al final me pusieran una inyección con un calmante).
Bueno, pues llegado a la zona de urgencias del Jackson, despedí a mi amigo, que tenía que trabajar al día siguiente, diciéndole que le dejaría saber como iba la cosa, entré por mi propio pie en la sala y me dirigí a la ventanilla. La recepcionista me preguntó el motivo de mi visita, a lo que le respondí que tenía un fuerte dolor en el pecho. Automáticamente me dijo que me dirigiera a una determinada puerta. Cuando llegué una enfermera me estaba esperando, entré, me sentó en una silla y me hizo un electrocardiograma. Posteriormente me trasladó a una cama, que estaba en una habitación donde habría unas diez, separadas por cortinas, y me conectó a un monitor de frecuencia cardiaca. Al rato apareció un doctor, que me comunicó que el electrocardiograma estaba bien, pero que me iban a mantener en observación unas horas, por precaución, y que me iban a hacer un análisis de sangre. Me sacaron la sangre y a esperar.
Creo recordar que estuve allí unas cuatro horas. Regresó el mismo doctor. Me dijo que el resultado del análisis de sangre era normal. Y que todo parecía estar bien con el corazón. Me preguntó que si yo padecía de acidez. Le respondí que sí. Y me dijo que todo apuntaba a que esa era la causa del dolor en el pecho, una acidez de estómago que había irritado severamente el esófago, que era lo que me dolía. Me dijo que debía ir a mi médico de cabecera y que me hiciera las pruebas necesarias para confirmar sus sospechas (algo que no hice porque la prueba es bastante dolorosa).
Me dio de alta. Pasé por ventanilla, entregué todos mis datos, firme el formulario reglamentario y me fui a casa. Solucioné el problema con automedicación a base de antiácidos antes de comer. Y punto.
Lo normal, vamos. Atender automáticamente a alguien que se queja de un dolor en el pecho. En un hospital con las urgencias totalmente masificadas y en un país que no tiene la mejor Sanidad del mundo (supongo que la mejor será de algún país centroeuropeo).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Después de siete días de la publicación de un artículo todos los comentarios necesitan aprobación.