Es no ya de primero de universidad, sino de primero de bachillerato que la política energética de un país debe ser encaminada a la autosuficiencia. Por eso me he vuelto a sorprender en este tema cuando he visto el gráfico que acompaña a este texto (pinchar para agrandar).
Una autentica barbaridad suicida en matería energética reducir la producción propia en gas natural nada más y nada menos que alredor de un 66% en tan solo 20 años, y no por circunstancias externas, sino por decisión propia, para pasar a depender de un socio tan poco fiable como Rusia en ello en una proporción parecida (en unos casos menor, como el español, pero en otros mayor, como el alemán).
Con el agravante de que Putin llegó al poder ruso en 2000, justo cuando la Unión Europa inició su descenso en picado de la producción gasística propia. ¿Casualidad? Puede ser. O no. Porque en el mismo artículo podemos leer nada más y nade menos que esto:
El ecologista ha rescatado también unas declaraciones de la Secretaría General de la OTAN, que hace ocho años habría alertado ya del rol que jugó el gobierno ruso en esta deriva. Según la inteligencia recabada por la Organización del Tratado del Atlántico Norte, "Rusia apoyó de forma activa a organizaciones medioambientales, ayudando a financiar su campaña contra la extracción de gas a través del fracking. Para Putin, esta era una forma de que Europa siguiese dependiendo de las importaciones energéticas rusas". ... En este sentido, un informe del Centro Wilfred Martens para los Estudios Europeos estima que el gobierno ruso ha invertido al menos 82 millones de dólares en la financiación de ONGs y otros organismos que han hecho campaña de forma activa contra el fracking y su aplicación a la producción de gas natural en Europa.
Queda todo dicho sobre la estupidez de la Unión Europea, estupidez financiada por Putin. Y para terminar recomendar la lectura del artículo: Rusia financió las campañas anti-'fracking' para mantener su poderío energético sobre Europa.
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