Cuando estaba en Miami viajé a Orlando con un amigo hondureño. Durante el trayecto me contó que cuando viaja a Honduras siempre lleva regalitos americanos para sus familiares... y para un miembro de una banda que vive en el vencindario... hasta el punto de que una vez se olvidó de comprarle algo al sujeto, detalle en el que cayó cuando se cruzó un día con él por la calle, y le regaló un perfume de mujer (diciéndole que se lo había comprado para que él se lo regalara a una mujer, claro), dejando sin regalo por esa vez no recuerdo si a su madre o una hermana. Y todo lo anterior para asegurar que el miembro de la banda no actuase contra nadie de su familia. Me contó también de "peajes" en la carretera, instalados impunemente por bandas, en los que o pagas o, si no llevas dinero, regresas por donde viniste a buscarlo. Me dejó saber de una chica bonita y bien vestida, que se paseaba tranquilamente sin despertar sospechas por el aeropuerto de Tegucigalpa hablando por su teléfino móvil... con su amante, el jefe de una banda, a quien le señalaba objetivos a desvalijar en cuanto salieran del aeropuesto.
Es el día a día de Honduras, donde las bandas campan a sus anchas impunemente, chantajeando, robando, matando. Pero no solo en Hondurás. También en El Salvador, en Guatemala, en México. Y, en menor grando, en otros países, como Nicaragua.
También cuando estaba en Miami viajé a Managua, en un viaje de ayuda misionera a pequeñas iglesias de allí; en el viaje ibamos acompañando al pastor dos miembros de la iglesia, un nicaragüense criado en los barrios de esa ciudad y yo. En ese viaje fuimos a un barrio apartado de Managua, a dar algo de ayuda a una iglesia allí. Era mediodia, nadie en las calles, todo tranquilo. Mi acompañante nicaragüense me hizo notar todo ello. Yo asentí. Y me dijo "porque vamos con el pastor de la iglesia del barrio, al que conocen todos, que si no o no salimos vivos de aquí o si salimos vivos salimos desnudos; nos están vigilando desde detrás de las cortinas de las ventanas".
Lo anterior me vino a la memoria al leer el artículo que da título a este texto. Solo espero que Madrid no se convierta en Managua, o Tegucigalpa, o México D.F.
Eso ya lo son bastantes barrios en Francia y alguno que otro en Bélgica, unos cuantos por Malmö, y algún que otro por Alemania.
ResponderEliminarLlega un momento que la paga pública no dará de sí, y la violencia saltará a las calles.
Con Clinton es cuestión de tiempo que lo que se ve en Tegucigalpa salte el Río Bravo.
Pues sí, tienes toda la razón en cuanto a Europa. Está claro que cada día es un poco peor que el anterior.
EliminarSobre Estados Unidos, hay zonas en algunas ciudades donde ya las pandillas casi imponen su ley. Me tocó verlo en Tucson y, sobre todo, en Miami, donde hay pandillas violentísimas. Y en Nueva York creo que es lo mismo, pero peor. En Houston no es tan dramático, pero tampoco es una balsa de aceite ni mucho menos.
Al final, si esto sigue así, me va a tocar emigrar a algún pequeño pueblo del medio oeste.