miércoles, 13 de diciembre de 2006

Benedicto XVI se equivocó, y mucho

Es evidente que la visita del líder católico a Turquía fue una concesión a los musulmanes. Una concesión en la que el gobernante turco intentó arrimar el agua a su molino de querer entrar en la Unión Europea. Que Erdogan dijera que Benedicto dijo ni me va ni me viene, porque cada cual es responsable por lo que dice, no por lo que otros dicen que dijo. Pero lo que sí es preocupante es el comunicado del Vaticano, que es lo que el líder católico piensa:

La Santa Sede no tiene el poder ni la misión específica, política, de intervenir sobre el ingreso de Turquía en la Unión Europea. No es su competencia. Con todo, ve positivamente y anima a seguir el camino del diálogo, que busca el acercamiento y la entrada en Europa [de Turquía], sobre la base de valores y principios comunes.

Palabras que vienen a querer contentar a todos, gobierno turco incluido. Hablar de "valores y principios comunes" de Turquía con la UE es simplemente un imposible, por razones evidentes. Por lo tanto, decir que se desea que "la entrada en Europa" de Turquía sobre esa base es tanto como si yo dijera que me gustaría comer sal si fuera dulce. Puede sonar bonito, pero es simple y llanamente una contradicción en sí mismo. Son ganas que intentar matizar las palabras que Erdogan dijo que Benedicto pronunció (como usted sabe, nosotros no somos políticos, pero auspiciamos el acceso de Turquía a la Unión Europea) y de las que por supuesto jamás conoceremos su exactitud, sino esa marcha adelante y marcha atrás del Vaticano que últimamente se gasta con los asuntos musulmanes.

Porque es lamentable que Benedicto se haya querido desdecir de la claridad de sus palabras cuando era solamente Joseph Ratzinger:

Turquía es un país que, histórica y culturalmente, tiene poco que ver con Europa. Por ese motivo sería un gran error incorporar a Turquía en la Unión Europea.

Se me podrá decir que el comunicado del Vaticano no contradice esas palabras, ya que si Turquía no se acomoda a los "valores y principios comunes" no debería entrar en Europa. Pero eso me lo dirá mi oponente dialéctico, no el Vaticano, que ha optado por moverse (desde hace tiempo) en esa miserable ambigüedad calculada que tanto detesto en la mayoría de los estamentos políticos, y que hago extensiva a los estamentos religiosos.

No, señores del Vaticano; no, señor Benedicto. Hay que llamar al pan, pan, y al vino, vino. Y si Turquía no merece entrar en la Unión Europa, como dijo con toda razón Joseph Ratzinger, hay que mantenerlo, aunque ahora sea Benedicto XVI.

2 comentarios:

  1. Yo ya lo comenté en su día: se trata del típico gesto maricomplejines, propio de alguien infectado por el virus moral de la izquierda.

    No me cabe duda de que Losantos también lo ve así. Es la única interpretación posible para un liberal.

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  2. "Yo ya lo comenté en su día: se trata del típico gesto maricomplejines,"

    ¿Dónde, payaso? Pon un enlace, Antonio Córdoba, el troll loco.

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