En su día yo era defensor de intentar llevar los valores occidentales, tales como la libertad y la democracia, a los países musulmanes. En el presente me cuestiono cada vez más si realmente ello vale la pena.
Y para muestra un interesante artículo, de esos que pocas veces uno se encuentra, titulado La ley islámica en Irak, donde se nos dejan saber cosas como las siguientes:
- Los cristianos continúan en declive, de una población pre-guerra de más de 1,2 millones hasta una estimación actual de cerca de 600.000.
- La reciente decapitación de un párroco ortodoxo arameo en Mosul.
- La crucifixión de un adolescente cristiano en Albasra.
- La violación de mujeres y niñas cristianas.
- Los atentados contra iglesias.
- La Comisión para los Refugiados de Naciones Unidas estima que aproximadamente el 44% de los refugiados iraquíes son cristianos, incluso representando solamente el 4% de la población total de Irak.
- Los cristianos están siendo víctimas, y en algunos casos están siendo asesinados, por vender alcohol.
- Las mujeres cristianas han sido amenazadas de muerte a menos que vistan el hijab, en cumplimiento de las normas islámicas.
- Mohammed Baqir al-Sadr, cuñado de Moqtada al-Sadr y principal luz intelectual del Partido Islámico Da’wa de Irak, explicaba en 1975 que la ley islámica tiene que ser el fundamento de la legislación, y que ninguna entidad legislativa puede formular ninguna ley que contradiga el Islam. O, en palabras de la constitución iraquí de hoy, “No puede establecerse ninguna ley que contradiga las provisiones del Islam”.
Sobre el caso afgano, solamente un apunte:
- El caso Abdul Rahmán por apostasía en Afganistán dio una indicación contundente de que cuando las provisiones de la sharia de estas constituciones nacientes entran en conflicto con los “principios democráticos” y las “convenciones de derechos humanos”, no es la sharia la que se hace a un lado (Abdul Rahmán fue casi condenado a muerte por convertirse del mahometanismo al cristianismo, pero finalmente liberado por las presiones internacionales y asilado en Italia).
Así están las cosas. ¿Hay libertad? ¿Hay democracia? Lo segundo es muy cuestionable, lo primero simple y terriblemente no.
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