España tal y como la conocemos por más de quinientos años va a desaparecer. Se va a convertir en una república confederal en la que las partes van a usar al Estado, vacío de competencias, únicamente para permanecer en la Unión Europea, y eso hasta que quieran, porque van a tener libre autodeterminación para decidir la independencia total cuando les apetezca. Se acabó el corrido, como dicen los mexicanos por estas tierras texanas.
Es lo que nos cuentan muchos columnistas de derechas. Lo interesante es que a ninguno de ellos le he leído el procedimiento para llegar a eso, cómo España va a pasar de ser una Monarquía parlamentaria basada en la indisoluble unidad de la Nación española (artículos 1 y 2 de la Constitución) a convertirse en esa república confederal con libre autodeterminación con la que nos amenazan. O sea, sabemos donde estamos (una Monarquía parlamentaria basada en la indisoluble unidad de la Nación española), sabemos donde nos dicen que nos van a llevar (una república confederal con libre autodeterminación), pero lo que nadie nos cuenta es el procedimiento por el que se va a llegar del punto "a" al punto "b". Tal vez porque simplemente no existe.
Miren, en algo tengo que estar de acuerdo con ese sujeto políticamente despreciable que se llama Pedro Sánchez. Llevan cinco años diciendo que España se rompe. Y España no se ha roto. Y, además, no corre riesgo de romperse.
¿Se acuerdan cuando le preguntaron, pocos días antes de las elecciones, a Santiago Abascal si con un Gobierno de coalición entre PP y PSOE el conflicto entre el Estado central y la autonomía catalana empeoraría? ¿Recuerdan su respuesta? Yo la recupero. La contestación fue simple. Sí. O sea, que lo que vino a decir este señor es que con un Gobierno de la derecha la cosa en Cataluña se pondría peor. Y perdieron. ¿Se puede ser más tonto? Probablemente.
Cuento lo anterior porque no se puede vivir en un escenario político de confrontación permanente como forma para ganar votos. Porque al final se pierden, que es lo que ha sucedido.
Evidentemente no se puede ceder a las demandas injustificadas de los secesionistas. No se les debió indultar, no se les debió reformar el Código Penal a su conveniencia, no se les debe amnistiar, no se les debe conceder convertir el Congreso en un circo multilingüe, y un largo etcétera de despropósitos. Pero lo anterior no significa que se nos deba amenazar con el catastrofismo político de que van a cambiar todo. Sobre todo cuando no se nos dice el camino por el que va a llegar ese cambio.
Miren de nuevo, los problemas reales de los españoles son la crisis de la economía, la subida de la delincuencia, la calidad de la educación y cosas por el estilo. Asuntos que afectan al día a día. Lo que no puede ser es que, por ejemplo, Feijóo diga que va a desmantelar el sanchismo (muy bien) pero cuando sale el tema de las pensiones (algo que afecta directamente a una gran parte de la población) se dedique a balbucear y a equivocarse.
O la derecha de una puñetera vez pone el foco en lo que afecta directamente a los votantes y se olvida de catastrofismos estériles o tenemos Sánchez para rato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Después de siete días de la publicación de un artículo todos los comentarios necesitan aprobación.