domingo, 6 de febrero de 2005

Discurso de Bush: La defensa de la libertad... de los estadounidenses

En su toma de posesión de su segundo mandato, el discurso de Bush giró sobre un eje principal, la defensa de la libertad. Defensa de la libertad no solamente para los estadounidenses, sino para todo el mundo en general, y muy en particular para los pueblos oprimidos por dictaduras, sean éstas del signo que sean.

En ese sentido son destacables las siguientes palabras:

Hoy, Estados Unidos se dirige nuevamente a los pueblos del mundo:Todos aquellos que viven bajo tiranía y sin esperanza deben saberlo: Estados Unidos no ignorará su opresión ni justificará a sus opresores. Cuando se alcen a favor de su libertad, estaremos de su lado.

Indudablemente estas palabras son simplemente admirables, así como la filosofía que hay detrás de ellas, desde una óptica general y desde una visión liberal en particular.

Pero no nos engañemos. La principal prioridad del Gobierno de Estados Unidos, con George W. Bush a la cabeza, flanqueado en política exterior por Condoleezza Rice, será la defensa de la libertad... de los estadounidenses; y de su seguridad, por supuesto.

Eso ya lo dejó totalmente claro Bush en el mismo discurso, cuando dijo:

Mi deber más solemne es proteger a esta nación y sus ciudadanos de más ataques y de amenazas emergentes.

La libertad de los demás y su seguridad, quedará supeditada, por lo tanto, a la libertad y a la seguridad de los propios estadounidenses. Y nada condenable hay en ello. Cualquier gobierno democráticamente elegido se debe prioritariamente y de una manera muy especial a los ciudadanos que lo han votado.

En función de lo anterior, Estados Unidos, como cualquier país del mundo, tiene intereses estratégicos, basados, como dije, en la defensa de la libertad y la seguridad de sus habitantes. Es más, los intereses estratégicos de Estados Unidos son mayores que los de cualquier país de la tierra, por el hecho de que dicha nación es la única superpotencia que queda, tanto desde el punto de vista económico como desde el punto de vista militar.

Y para demostrar lo anterior, quiero hacer mención a dos casos muy concretos.

El primer caso son las diferentes relaciones que Estados Unidos mantiene con dos países que padecen dictaduras comunistas, Cuba y China.

Por un lado está Cuba, régimen al que Estados Unidos ha calificado como más o menos enemigo declarado; las razones que se dan son su régimen comunista, su falta de respeto a las libertades y sus continuas violaciones de los derechos humanos.

Esas mismas tres razones se pueden argumentar, e incluso con más motivo, para calificar de enemigo declarado a China. Es un país con régimen comunista, mantiene una falta total de respeto a las libertades (de hecho persigue mucho más la libertad religiosa que Cuba) y viola sistemáticamente los derechos humanos (es más, las torturas son mayores que en Cuba).

Pues bien, la realidad nos muestra que mientras Estados Unidos mantiene medidas drásticas contra Cuba (inexistencia de relaciones diplomáticas y prohibición a los estadounidenses de hacer negocios con Cuba), a la vez mantiene relaciones normales con China (reconocimiento diplomático y relaciones económicas fluidas).

Desde mi óptica personal, liberal, Estados Unidos se equivoca al prohibir a los estadounidenses hacer negocios con Cuba, ya que son muy libres de hacer con su dinero lo que les plazca. Y también se equivoca cuando no mantiene una presión diplomática contra China por sus abusos a las libertades en todo sentido.

Pero, claro, Estados Unidos se guía por intereses. Y en la defensa de ellos está que le conviene mantener negocios con China, para favorecer los cuales minimiza la presión diplomática. Y para defender esos mismos intereses le conviene un derrocamiento del régimen comunista cubano, para forzar el cual no duda en ejercer también presiones económicas.

El segundo caso que voy a exponer son las distintas relaciones de Estados Unidos con dos países cuyos ciudadanos sufren dictaduras religiosas musulmanas, Irán y Arabia Saudí.

Sin duda alguna, conocidas son por todos las diferencias entre Estados Unidos e Irán, a raíz del programa nuclear de los iraníes, con el que el Gobierno estadounidense se siente amenazado. Ello podría ser causa, en el escenario más pesimista, de una guerra de Estados Unidos hacia Irán.

Y en el otro lado está el régimen saudí, una dictadura religiosa musulmana brutal, donde, por poner dos ejemplos, las mujeres carecen de los más mínimos derechos y la libertad religiosa es totalmente inexistente. Pero Estados Unidos mantiene a Arabia Saudí como país amigo, porque es un aliado estadounidense en la zona.

La defensa de los intereses estadounidenses está clara. Mientras el régimen iraní es una amenaza, el régimen saudí es un aliado. En función de ello se mantienen las distintas relaciones con Irán y con Arabia Saudí.

Por lo tanto, en conclusión, debemos tomar al Gobierno de Estados Unidos y a su Presidente, George W. Bush, como lo que son, un Gobierno y un Presidente elegidos democráticamente, y que se deben primordialmente a la defensa de sus ciudadanos y de sus intereses.

En defensa de esos ciudadanos y de esos intereses tomarán decisiones que a los ojos de muchos serán incorrectas. Es mi caso, que discrepo totalmente, por ejemplo, de las relaciones diplomáticas abiertas de Estados Unidos con China y con Arabia Saudí, así como estoy en total desacuerdo con el embargo económico contra Cuba.

Y es que, definitivamente, la perfección no existe.

2 comentarios:

  1. China es un problema demasiado grande incluso para EE.UU. solo.

    En Arabia Saudí las libertades han mejorado desde la primera guerra del golfo. Es verdad q los avances ha sido tímidos pero x lo menos han sido avances frente a la involución de Siria o Irán.

    Es verdad q la política exterior de EE.UU. es mejorable pero si lo comparamos con la política exterior de Francia nos damos cuenta q el país galo apoya únicamente dictaduras. ¿Cuándo Francia ha instalado la democracia en un país?

    Como siempre solo nos queda por elegir la opción "menos mala". Y ahora mismo esa opción es la norteamiricana.

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  2. Totalmente de acuerdo. Lo ideal, lo pefecto, no existe. Y si hay que elegir entre Estados Unidos y Francia, la elección no tiene color. Estados Unidos.

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