Ya hemos hablado de los apoyos parlamentarios del gobierno socialista. Son básicamente IU, un partido extremista fracturado y sin ideas en lo que se refiere a la política nacional, y sobre todo ERC, un partido antisistema e independentista cuyo objetivo final es la destrucción de España.
Lo que hay no es lo deseable, sin duda. ¿Y cuál es la alternativa? Los propios españoles la sugieren y la exigen, en una encuesta de hace más o menos un mes, publicada por El Mundo. Los ciudadanos de este país quieren un pacto entre el Partido Socialista y el Partido Popular para hacer frente al Plan Ibarretxe, como dice la encuestra de El Mundo, y para, añado yo, supongo que erradicar el peligro de que España deje de ser España tal y como la conocemos.
En condiciones menos dramáticas que las que actualmente se viven en España, en Europa ha habido gobiernos sustentados en el partido ganador de las elecciones y el principal partido de la oposición. Algo así es lo que Rajoy le ofreció a Zapatero en su cita en La Moncloa.
Y es que hoy por hoy todo lo que no pase por un gran acuerdo entre PSOE y PP para gobernar juntos España, es poner en grave peligro la nación como tal.
Pero no. España es diferente. Y el partido gobernante, el socialista, prefiere echarse en el presente en brazos de independentistas catalanes y en el futuro si puede también en los brazos de independentistas vascos, para, en una variante del abrazo del oso, dejar que esos partidos, cuya meta declarada es la fragmentación de España, nos abracen a todos los españoles hasta el punto de quebrar la unidad de la nación.
En el momento más dramático de la reciente historia democrática de España, este país padece el Presidente más débil de carácter, más incompetente y, sobre todo, con menos visión nacional de todos los que han pasado por La Moncloa. Zapatero, para no correr el riesgo de que se vea su debilidad para gobernar, preferirá seguir en manos de ERC y, si se tercia, del PNV, antes que asegurar la defensa de España como tal al lado del PP.
Esperemos que los españoles sepan poner las cosas en su sitio en unas próximas elecciones generales, que, por el bien de España, creo que sería deseable que se celebrasen lo antes posible.
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