Una de las opciones con las que yo especulaba ayer ha sido la que Ibarretxe ha llevado a la práctica, es decir, la convocatoria de elecciones anticipadas en el País Vasco, las cuales se celebrarán el próximo día 17 de abril.
Desde ahora hasta ese día supongo que escucharemos palabras que apuntarán a una radicalización de posturas en los nacionalistas de PNV/EA. No creo que deban merecer una atención desmesurada, porque estarán pronunciadas totalmente en clave electoral. Y con el objetivo principal de atraer a los votantes de Batasuna en anteriores elecciones; para empezar, el mensaje de Ibarretxe al Gobierno de que deje participar a Batasuna en estas elecciones recién convocadas, no iba dirigido realmente al Gobierno (sabe Ibarretxe que no hay tiempo material de que el Gobierno cumpla sus palabras, aunque quisiera), sino a esos votantes de Batasuna, a los que desde ya quiere atraer, erigiéndose en defensor del partido ilegal.
Por lo tanto, el enfrentamiento dialéctico de los nacionalistas con las instituciones del Estado, que supongo que va a ser durísimo, está servido. Pero todo será, repito, con la vista puesta en el 17 de abril. Ese día, cuando se sepan los resultados, será cuando de verdad podamos empezar a ver lo que se avecina.
Dependiendo de los resultados, hay tres posibilidades. Que haya un gobierno nacionalista con mayoría absoluta, que haya un gobierno PNV-PSE con mayoría absoluta, o que los no nacionalistas (PSE y PP) gobiernen con mayoría absoluta. La tercera posibilidad sería la deseable, pero aunque los números casasen, dudo mucho que el PSE diera ese paso de valentía. Las otras dos posibilidades dependen de los números. Si la mayoría absoluta nacionalista se produce, dependerá mucho de las circunstancias del momento, y pueden tirar por la vía de la ruptura (convocar el referemdum), o intentar negociar con el PSE un nuevo Estatuto desde una posición de privilegio, que podría ser muy parecido al Plan Ibarretxe (con cambios comésticos y de procedimiento). En el caso de un Gobierno PNV-PSE, creo que se impondría la llamada "vía catalana" para reformar el Estatuto (que es lo que defendió Zapatero en el debate en el Congreso), y al final tendríamos un Estatuto más o menos a medio camino entre el actual y el Plan Ibarretxe.
En resumen, que hasta el 17 de abril no creo que debamos hacer mucho caso de lo que oigamos en la política vasca, porque todas las declaraciones serán puros fuegos de artificio. El camino habrá que empezar a andarlo ese día.
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