El Plan Ibarretxe llegó al Congreso de los Diputados de España, defendido finalmente (a pesar de haber amenazado con no presentarse) por el personaje político de quien toma su nombre. Probablemente nunca debió llegar, porque debió ser recurrido antes al Tribunal Constitucional, para que quedara constancia de que lo que presentaba no era una reforma estatutaria, sino una reforma constitucional. Pero llegó. Y se estrelló contra la realidad de la legalidad.
Ya antes había sufrido la primera derrota, en el Tribunal Constitucional, al no ser ni tan siquiera admitidos a trámite los recursos de amparo presentados contra la celebración del debate, que presentaron ante dicho tribunal los grupos partidarios de una negociación del plan.
Y en el Congreso de los Diputados ha vuelto a padecer otra derrota más, ésta de forma aplastante. 313 votos en contra, 29 votos a favor y 2 abstenciones. Ha quedado totalmente claro que si en el País Vasco el Plan Ibarretxe es rechazado por la mitad de la sociedad, en el conjunto de la sociedad española dicho plan es rechazado por más del 90% de los votantes.
Hasta aquí lo previsto.
Cabe destacar también la falta de fortaleza de Zapatero ante las provocaciones de Ibarretxe, como el que con su intervención haya dejado la puerta abierta para un acuerdo con los nacionalistas vascos que no sabemos a donde nos puede llevar.
Sobre Rajoy, una vez más demostró que es el hombre que va a defender la España constitucional, de la libertad y la democracia, y, dentro de ella, a las víctimas del terrorismo. Brillante.
Los demás grupos, cada cual en su papel.
Es decir, también lo previsto, más o menos.
Ahora queda por ver lo que viene. Y es que Ibarretxe ha estado provocador. Ha ofendido a las víctimas del terrorismo etarra, porque ha encuadrado ese terrorismo dentro del, para él, conflicto vasco. Le ha impuesto al Congreso de los Diputados lo que ha llamado la obligación de pactar, es decir, en la práctica que el Congreso negocie de igual a igual con el nacionalismo vasco. Finalmente mencionó que, decida lo que decida el Congreso, el asunto no terminará hasta que haya una consulta democrática a la sociedad vasca.
Con estas cartas encima de la mesa, solamente se me ocurren dos escenarios posibles. El primero sería el de la ruptura completa, es decir, que el nacionalismo vasco optase por convocar el famoso referéndum. Personalmente no creo que suceda. Pienso que es bastante más probable que en lugar de eso se convoquen elecciones anticipadas, con la esperanza puesta en un pacto con el PSE, el PSOE y el Gobierno, para poder sacar adelante una reforma estatutaria menor en autogobierno, por supuesto, al derrotado plan, pero mucho mayor que el que proporciona el actual Estatuto Vasco.
El panorama que viene no me parece demasiado optimista (contradiciendo el optimismo antropológico de Zapatero). Creo que el PSOE y el Gobierno van a seguir con su errática política, sin proyecto y sin visión, basada solamente en la permanencia en el poder. Y para permanece en el poder necesitan el apoyo de los separatistas.
En los próximos días o semanas probablemente asistiremos a un acercamiento de posiciones entre PSOE y ERC (ya visto y asumido) y entre PSOE y PNV (poco a poco). Y a la vez a un alejamiento, por parte del Gobierno y del PSOE, del PP; alejamiento que, según lo visto, pueden intentar convertir en el arrinconamiento de la única oposición que existe; casi con toda seguridad podemos dar por muerto el acuerdo entre PSOE y PP para un Pacto de Estado para defender la unidad de España, que habrá servido únicamente para frenar el Plan Ibarretxe en el Congreso. Por lo demás seguiremos viendo la política de hostigamiento del Gobierno y el PSOE hacia el PP, a la vez que se echan en brazos de los partidos separatistas.
Ojalá se pudiera decir que con la derrota del Plan Ibarretxe en el Congreso de los Diputados el problema del separatismo en España ha terminado. En realidad me temo que no ha hecho más que empezar. Sinceramente, me gustaría estar equivocado.
Creo que pecamos todos (yo también) un poco de superpesimismo. Las palabras de ayer de Rajoy, sobre todo la forma en que las pronunción, darán que pensar a los sectores más españolistas del PSOE, que los hay. El órdago encubierto de ERC también será, sin duda, objeto de disputa interna en las filas socialistas. Lo que está claro es que aquí los nacionalistan ya tienen tapujos y dicen en alto lo que ya sabíamos: independencia. Bueno, pues ya veremos lo que dice el pueblo soberano.
ResponderEliminarFe de erratas:
ResponderEliminardonde dice pronunción léase pronunció
donde dice "los nacionalistas ya tienen tapujos..." léase ..."ya NO tienen tapujos..."
Esto de escribir a la carrera es cosa mal....;-)
Ojalá tengas razón. El problema para mí es que el PSOE depende para mantenerse en el Gobierno de ERC, que son un partido totalmente independentista y antisistema. Y me temo que los socialistas quieren seguir en el poder a toda costa.
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